La autoridad cultural de México anunció ayer la creación de un premio literario internacional en honor al prolífico escritor Carlos Fuentes, recientemente fallecido.
El Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español se otorgará de manera anual a escritores de habla hispana por el conjunto de su obra y por determinarse que han contribuido al enriquecimiento de la literatura, informó el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
El galardón se entregará cada 11 de noviembre, la fecha de nacimiento de Fuentes, y consistirá en 250 mil dólares, una escultura diseñada por el artista Vicente Rojo, un diploma y la publicación del discurso de aceptación del ganador.
«Cuando él recibió el Premio Cervantes me dijo: ‘El premio es una sorpresa feliz’. Eso es todo», dijo a The Associated Press Silvia Lemus, viuda del fallecido autor, sobre la postura del escritor ante los premios. «El premio para Carlos era levantarse diariamente, ir a su oficina, sentarse frente a su escritorio… continuar su vida de escritor», agregó Lemus tras una conferencia realizada en el Palacio de Bellas Artes de la capital.
Lo que hace diferente al premio de otros galardones literarios «es el nombre y el monto», dijo Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta, quien junto con Lemus y el secretario cultural del consejo Roberto Vázquez presentaron los pormenores del certamen.
Se considerarán a los autores cuya obra literaria esté publicada totalmente o en su parte esencial en español y el premio no podrá ser dividido, declararse desierto o concederse a título póstumo, agregó Conaculta.
Las candidaturas para el premio podrán ser presentadas por autoridades encargadas de la promoción cultural en países de habla hispana, además de Academias de la Lengua Española, agrupaciones y organizaciones vinculadas a la literatura en español.
El jurado lo integrará un miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, uno de la Real Academia de la Lengua Española y uno de las academias de la Lengua Española de América y Filipinas. También participarán cuatro personalidades del mundo académico y literario.
Fuentes, uno de los más prolíficos novelistas y ensayistas mexicanos, falleció el 15 de mayo de manera inesperada por una hemorragia en el aparato digestivo y al día siguiente fue homenajeado en el Palacio de Bellas Artes.
El autor fue parte del boom latinoamericano que lo unió a otros grandes escritores como el colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas Llosa y el argentino Julio Cortázar.
Fue galardonado con innumerables premios, y aunque fue mencionado como candidato al premio Nobel de Literatura, nunca se lo concedieron.
CICLO DE CINE
Cuando Carlos Fuentes hablaba de cine «era como un chamaco emocionado»: saltaba, describía exaltado movimientos de cámara y recordaba escenas enteras.
«Me consta porque ocurrió en la Cineteca en una celebración cuando cumplió sus 80 años, él y Carlos Monsiváis platicaron de cine con el público», dijo José Antonio Valdés Peña, investigador fílmico de la Cineteca Nacional de México, en una entrevista reciente con The Associated Press.
En esa ocasión, en 2008, Fuentes preparó un ciclo que incluía algunas de sus películas favoritas, como los clásicos «Amanecer» (1927) y «Ladrones de bicicletas» (1948).
«De Monsiváis ya sabíamos que era un gran cinéfilo sobre todo del cine mexicano, pero a Fuentes era muy padre (agradable) verlo platicar sobre cine. Se emocionaba, recordaba trivias, recordaba escenas completas», agregó Valdés.
Por esa razón la Cineteca Nacional preparó un ciclo de cine con el que busca rendir un homenaje póstumo a Fuentes y destacar la relación que éste tuvo con el cine y la relación que tiene el cine en su propia literatura, dijo el investigador.
A partir de ayer, y hasta el 29 de julio, se exhibirán 10 películas en el Instituto Francés de América Latina, el Centro Cultural Universitario en Tlatelolco y el Cine Lido, de las que destacan tres adaptaciones de relatos de Juan Rulfo para las cuales Fuentes escribió el guion: «El Gallo de Oro» (1964), dirigida por Roberto Gavaldón y que el difunto autor escribió con Gabriel García Márquez; «Pedro Páramo» (1966) de Carlos Velo y «¿No oyes ladrar los perros?» (1974) de Francois Reichenbach.
Esta última es «una muy curiosa adaptación donde el cuento original… se convierte en una reflexión sobre la relación de los indígenas con el México urbano de aquellos años setenta», dijo Valdés.
Fuentes murió el pasado 15 de mayo a los 83 años. Como uno de los principales exponentes de la nueva novela latinoamericana, escribió más de 20 novelas, además de obras de teatro, libros de cuentos, guiones de cine y muchos ensayos, columnas de opinión y críticas literarias.
En 1964 colaboró en dos películas del Primer Concurso de Cine Experimental, creando una sección del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica para esquivar la cerrazón de los directores consolidados a las nuevas propuestas.
La primera cinta en la que participó Fuentes fue «Amor amor amor», una antología de mediometrajes en la cual se puede ver actuando en una escena breve de «Las dos Elenas» de José Luis Ibáñez, para la cual también escribió el guion.
La segunda película en la que colaboró fue «Los bienamados», de Juan José Gurrola y Juan Ibáñez, cinta igualmente compuesta por mediometrajes para la que escribió el guion de «Un alma pura».
«En las películas de los años sesenta se encuentra al Carlos Fuentes más original, más fuerte, más tratando de romper las estructuras propias de la industria, y narrativas también, del cine de la época», dijo Valdés. «Como son una mezcla entre el relato original más el guion de Carlos Fuentes, es donde realmente se puede encontrar al Carlos Fuentes más combativo».
En el concurso de cine experimental también debutó «Los Caifanes» la «gran, gran aportación de Carlos Fuentes al cine mexicano», en palabras de Valdés, dirigida por Juan Ibáñez.
«En ‘Los Caifanes’ toda esta visión de lo popular y lo exquisito que él había planteado en ‘La región más transparente’ se vuelve cine», destacó Valdés. «Tienes un enfrentamiento clásico entre pícaros y señores y se convierte en una reflexión sobre el México en los años sesenta, muy influido por la Nueva Ola, por Fellini y por mucho de lo que Carlos Fuentes había recibido como influencia cultural».
Las tres cintas del concurso forman parte del ciclo organizado por la Cineteca, que también incluye «Tiempo de morir» (1966), la ópera prima de Arturo Ripstein en la cual Fuentes convirtió un cuento de García Márquez en la historia de un hombre que regresa a su pueblo después de purgar una condena.
Otras de las cintas en el ciclo en las que el autor colaboró en la realización de los guiones con la película histórica «Aquellos Años» de Felipe Casals (1972) y «Muñeca Reina» de Sergio Olhovich (1971), basada en un cuento que escribió sobre un amor prohibido.
Igualmente se presentará «Gringo Viejo» de Luis Puenzo (1989), una adaptación de la novela homónima de Fuentes, protagonizada por Jane Fonda, Gregory Peck y Jimmy Smits.
Así como hay toda una faceta de Fuentes como guionista, existe también otra como crítico de cine. En su juventud publicó varias reseñas en la Revista de la Universidad de México, editada por la Universidad Nacional Autónoma de México, en la que prácticamente inauguró la sección de cine.
«Pero como su pasión, o una de sus pasiones, era precisamente el cine, publicaba con un seudónimo que era ‘Fósforo II’. El ‘Fósforo I’ era el seudónimo que utilizaban Alfonso Reyes y Martín Luis Guzmán cuando hacían sus críticas de cine en los años 30, los años 20», apuntó Valdés.
Las críticas de Fuentes fueron mucho menos constantes a medida que su carrera como escritor avanzaba, pero esto no implicó un silencio total. En 2007 escribió un texto para el diario «El país» sobre «Babel» de Alejandro González Iñárritu.
«Planteaba en primera que le gustaba la película y en segunda el tema de las fronteras, lo absurdo de las fronteras, cómo hay dinero que fluye, armas que fluyen, hay cosas que no conocen fronteras, y por qué nosotros como seres humanos sí las tenemos presentes», recordó Valdés.
Fuentes «no fue cineasta porque no quiso», dijo en algún momento de la charla el investigador.