Metálica en El Attico


A partir de mañana, el salón Coleccionista de Galerí­a El Attico (4a avenida 15-45 zona 14) se inaugura la exhibición de esculturas de Luis Fernando Ponce, denominada «Metálica», la cual estará abierta hasta el 31 de julio. La entrada es libre.

Redacción Cultural
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Ponce (Guatemala, 1959) ha presentado exposiciones individuales y colectivas desde el año 2000. Ha sido honrado anteriormente con el Primer Premio en la Subasta de Arte Latinoamericano SUMARTE, del Museo de Arte, El Salvador

«He desarrollado una serie de objetos fundidos en metal de fácil identificación, en y con relación a la sociedad de consumo que vivimos, estas esculturas que representan copias fidedignas de cosas que a diario nos rodean y que pasan desapercibidas por su aparente inocuidad adquieren notoriedad al ser trasladadas -y de cierta forma sacralizadas – a un material noble como lo es el bronce, acotando a José Antonio Navarrete, «Este cuerpo de trabajo es una exploración de carácter arqueológico del espacio sociocultural de la contemporaneidad», comenta el escultor con relación a «Metálica».

Estos iconos son remanentes de simbolismos entrelazados de sociedades aparentemente similares, pero con un orden de prioridades distintos, y es esta confluencia cultural la que me atrae destacar pues despierta la introspección y la búsqueda del por qué de nuestras aparentemente obvias y bien entendidas convicciones.

«Â¿Realmente elegimos los objetos que nos rodean o hay un aparato invisible que domina nuestros pensamientos a la hora de adquirirlos? ¿Es la percepción de nuestra imagen recibida por lo que somos o por lo que tenemos? ¿Si todos los objetos que nos rodean fueran otros, seguirí­amos siendo los mismos?», se cuestiona Ponce con esta exposición.

Cualesquiera que sean nuestras respuestas y/o conclusiones, todos los objetos que se encuentran a nuestro alrededor, en los lugares que habitamos o frecuentamos, no captan nuestra atención, pasan desapercibidos y camuflados en su entorno, sigilosamente invadiendo y conquistando nuestras mentes como caballos de Troya.