METÁFORA DE UNA TAUROMAQUIA


logito

Tarde de plaza llena y licores extranjeros; hay toros de lidia resuelta de la cuadra de San Carlos en los toriles. Animales vivos, de casta y bravura oficial.

MARIO ESCRIBÁ

El abogado don Telésforo Simón y Pratt, alguna vez bragado presidente de aquel viejo coloso taurino, se había perdido el paseíllo y el brindis con montera para la hija del dueño del noticiero local; Llegó a punto de acabar la suerte de banderillas, cuando la banda anunciaba el cambio de tercio. El matador sudoroso lo saluda con el capote de brega desde el burladero. Aquel hombre va de corbatín alicaído, lentejuelas, seda roja y oro en un hilo. Comentan que al toro Amador le falta castigo; se trata de una enorme bestia brillante de traza perfecta en azabache y pitones blancos. El diestro le mide la fuerza y la nobleza de respingo y reojo, y arranca con unos cuantos pases al natural; una mirada de responsabilidad al picador y olé, olé… otro pase cambiado por la espalda, olé… la zapatilla de apoyo resbala en la arena, la sangre impregna el traje de luces, ummm, silencio, un roce sin cornada y nos vamos a la cuarta con el estoque de matar… –Esta dicho que a dos puyas no hay toro valiente-. A media corrida el mozo de espadas descubre a su viejo amigo el señor Pratt y le grita:      –Venga y acompáñenos señor magistrado-, -Muy agradecido y agradecido, pero de lejos se ven los toros-, -Baje que le presento al novillero de la temporada, tenga presente que entre toros no hay cornadas-. Tiempo  alargado es aquel de faenas deslucidas.  Puntual acude el último torero, de rosa y medias amarillas, más bien zurdo y de coleta trenzada, simple y sin rituales. A su favor y sin remedio: que dicen que es temerario como ninguno. Mala estrella la del rejoneador; las varas restan nuevamente. Animal de medio porte, blanquecino pringado en verde ácido, rápido, bravo y berreador, bien hacen en llamarle el Endiablado. Ligero de carrera, el izquierdo, acompaña a su cuadrilla en el rehilete y ni un arpón se les cae del cerviguillo. La sangre fluye. Y va de nuevo el anuncio de trompeta. El animal se abalanza y desobedece, flanquea sin furia, – la bestia guarda su poder y obliga someterlo macho-, explican los subalternos. El torero disimula y sonríe, el toro se planta y arremete en corto para volver a plantarse; el torero tantea, se insinúa, el toro camina y se cuadra firme. Media Verónica y un guiño desde el palco de honor anima esta vez al hombre, el toro arremete al fin, el torero regresa desenfrenado. Cansancio, -el toreo de rodilla floja siempre paga caro y enreda el capote hasta en las chicuelinas-. Quietud de alfiler. Esta vez la muleta se queda en el intento postrero.  –Como va vamos viendo que el buey solo muy bien se lame-. –Bestia brava de buen talante-. -Basta ver que es noble e inteligente-. Apenas una revolera elegante.  –Cuento tres y pasa que temprano viene el viento solano; cuento cinco y que el tipo da el brinco a las cinco menos cinco-. La gritería penetra: -vamos de frente, al toro por los cuernos-. El torero se arriesga en un lance definitivo y el toro se desentiende. Una, otra vez, y el toro no atiende desafío.  Decisión de riesgo; valor o tontera. –Por favor pásenme el botellón que a esta hora el toro y el vino tiene que ser fino-. El vacuno prosigue con galana indiferencia a la provocación. A las cansadas acude a la cita y no dobla la testa, no cumple engaño cualquiera. –Es de pescuezo altanero-. -Ya se sabe: nervioso el cornudo, hasta el más gallardo termina en anudado nudo ciego-. Al final, una embestida de los cuartos traseros con patada curtida lanza y derriba definitivamente al siniestro, al cual sacaron en hombros por la puerta de emergencias por fractura de pierna derecha.      –Nos vamos, que ya vuelve el toro a los corrales-. Toreada afamada, sin orejas ni rabo, ni mucho menos salida por la puerta grande. Pero el señor Pratt, como todo buen criador, logró convalidar, en medio de los tragos y las trancas, sus preferencias por el primero de los bovinos. Al llegar a casa le comentaría a su esposa: -siempre es interesante acudir a las elecciones del Colegio de Abogados-.  -¿Y quién ganó?-, -Bien sabes que fue el primero, lo que no sabes es que en las votaciones siguientes el segundo será primero, seguro-. –Vaya, como son las cosas, entonces habrá que hablar desde ya con su representante-, -diría que con el empresario puesto que la afrenta es mayor y se trata de la corrida principal-.