Finalmente apareció el Lionel Messi del Barcelona en la Copa América.
Retrasado en su posición respecto a los dos primeros partidos, con nuevos socios de ataque y libertad total de movimiento, el astro de Argentina brilló e hizo brillar a sus compañeros con dos pases de gol ayer en el triunfo 3-0 sobre Costa Rica que selló la clasificación de la Albiceleste a los cuartos de final.
Messi, casi invisible en el empate anterior sin goles contra Colombia, elevó su desempeño cuando su equipo más lo necesitó. Se trataba de una situación impensable para Argentina, que estaba obligada a ganarle a Costa Rica para no comprometer su avance a la segunda ronda.
Y la «Pulga» fue todo un gigante que no defraudó.
«Leonel sabe superar todas estas situaciones, tiene personalidad para superarla y hoy lo demostró dentro del campo», comentó el técnico Sergio Batista. «Hizo un partido tremendo, bárbaro».
Luego de dos partidos en los que Argentina generó poco y nada al ataque, Batista decidió que Carlos Tévez y Ezequiel Lavezzi no lograban asociarse con Messi, quien arrancó esos encuentros como centrodelantero, pero se veía obligado constantemente a bajar a mitad de cancha para recibir la pelota.
Batista hizo cirugía en su alineación y planteamiento táctico: afuera quedaron Tévez, Lavezzi, Ever Banega y Esteban Cambiasso —los dos últimos sus ejes en el mediocampo— y en sus lugares entraron Sergio Agí¼ero, Gonzalo Higuaín, íngel Di María y Fernando Gago.
Messi abandonó su tarea de definir las jugadas y se abocó a la misión de generar las llegadas, cumpliéndola a la perfección.
«Hoy cambió de posición, recibió un poco la pelota más libre», señaló el «Checho» Batista. «No creo que (su mal desempeño anterior) haya sido por mal acompañamiento».
Habrá que hacer la salvedad que se trataba de un plantel costarricense juvenil, al que incluso su técnico Ricardo La Volpe le advirtió que no le pidiesen autógrafos a Messi. De todas formas, las gambetas, la velocidad, la visión y los pases como con la mano de la estrella argentina fueron sacados del libreto sus mejores actuaciones con el Barsa.
Messi dio dos magistrales pases de gol —uno al «Kun» Agí¼ero y otro a Di María— que no fueron tres, cuatro o cinco porque Higuaín erró en la definición en otras asistencias de lujo.
A Messi sólo le faltó el gol, aunque tampoco lo buscó de forma desenfrenada. Usualmente prefirió dar el pase a algún compañero, siempre acertado, en vez de tener el arco entre ceja y ceja.
Sus compañeros le devolvieron el favor a Messi y lo buscaron constantemente en la última media hora. La diana no llegó, pero no era necesaria. El rosarino, silbado por el público en el duelo anterior en Santa Fe y duramente criticado por la prensa y el público argentino, ya se había ganado varias ovaciones en el estadio Mario Alberto Kempes de Córdoba.
«Quiero agradecer a la gente de Córdoba por como nos trató a todos, a mí también en especial», expresó Messi. «Nos hacía falta este cariño por como veníamos».