El banco estadounidense de inversiones Merrill Lynch buscaba ayer captar 8 mil 550 millones de dólares, a un precio muy inferior a sus previsiones, para limpiar sus cuentas de productos financieros vinculados con las hipotecas a riesgo «subprime».
Este nuevo llamado al mercado se llevó a cabo de manera dolorosa para el emitente, aunque la operación obtuvo una demanda ligeramente superior a la oferta, según la cadena de información financiera CNBC.
Según CNBC, el banco tuvo que emitir 380 millones de acciones nuevas, contra 310 millones previstos inicialmente, para alcanzar la suma que buscaba obtener, de 8.500 millones de dólares.
El precio de la emisión quedó en 22,50 dólares, o sea, 8% menos que al cierre del lunes, lo que ya constituía su mínimo en diez años.
A pesar del tamaño de la operación, ésta fue bien acogida por el mercado. La acción de Merrill Lynch tras haber abierto en fuerte baja, que llegó a ser de -9,5%, terminó en alza de 7,89%, a 26,25 dólares, superando netamente el precio de emisión de las acciones nuevas.
En un mercado ya cansado de destinar recursos a los bancos, que en menos de un año ya captaron cerca de 300 mil millones de dólares, Merrill Lynch pudo contar con el apoyo del fondo soberano de Singapur Temasek, que participó de la suscripción con 3.400 millones de dólares.
La operación, que se conjugó con la conversión de títulos híbridos, llevó a un aumento del 56% del número de acciones ordinarias del banco, un nivel muy elevado.
Víctima de la caída de la cotización de sus acciones, el banco tuvo que diluir la pérdida entre los accionistas, cuyas acciones perdieron valor, además, por esta captación de fondos.
Aunque Merrill Lynch haya tenido que diluir de manera significativa el valor de sus acciones, aplaudimos esta purga de activos como una tentativa de reducir sus pérdidas y concentrarse en su estabilización», comentó la implacable analista de Oppenheimer, Meredith Withney.
En efecto, el banco va a emplear el producto de su recapitalización para contabilizar 5.700 millones de dólares de depreciaciones suplementarias en sus cuentas del tercer trimestre.
El banco reducirá su exposición a los papeles financieros complejos, principalmente sus obligaciones colateralizadas (CDO), incluidas en sus obligaciones vinculadas al crédito inmobiliario.
Merrill Lynch va a vender una parte de su cartera de CDO a un fondo de inversiones con fuerte descuento, lo que lo obliga a registrar una depreciación.
«La buena noticia es que la venta puede dar confianza en que ellos finalmente vendan estos activos antes que tener que depreciarlos» todos los trimestres, estimó Mike Mayo, analista del Deutsche Bank, en una nota.
«Uno tiene la impresión de que se trata de una limpieza a fondo en el balance de Merrill Lynch, y que aquí deberían terminarse las sorpresas», agregó Gregori Volokhin, analista de Meeschaert Capital Market.
Pero por más que la actitud de Merrill Lynch haya sido elogiada, lo cierto es que el mercado se mantuvo cauteloso sobre el futuro de ese banco a corto y a mediano plazo.
«Hace pocos meses, el presidente del banco aseguraba que no habría más aumentos de capital y que el banco no se separaría de los CDO, y por eso se hace difícil decir que este es el último», estimó Volokhin.