MERECIDO RECONOCIMIENTO


El joven subió al escenario para recibir su tí­tulo y las medallas obtenidas; luego buscó entre el público a una anciana muy humilde y corrió a arrodillarse ante ella para besarle las manos.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Graduarse con honores en un colegio tan prestigioso como St». Germain, no era tarea fácil para nadie sin recursos económicos: la enseñanza era rigurosa, los libros caros y los maestros, exigentes.

Entre los estudiantes se destacaba Herni Lapidou, un muchacho al que nunca le faltaba nada y quien obtení­a siempre las mejores notas, lo cual no lograban ni sus compañeros millonarios.

Ello se debí­a al esfuerzo de una mujer que trabajaba durante quince horas diarias como obrera en una fábrica y luego cosí­a en casa, para que él pudiera superarse: su madre.

DIOS BENDICE A LOS QUE RECONOCEN EL SACRIFICIO MATERNO.