Mercosur, más ventajoso a Brasil



La evolución del comercio en el Mercosur en los últimos años arrojó inéditos superávits para Brasil y mostró que los socios (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) son menos dependientes entre sí­ que en los años noventa.

Algunos analistas consideran que esas tendencias son negativas para el bloque, pero otros ven a Brasil como un natural proveedor de insumos necesarios al proceso de recuperación de Argentina, y creen que el comercio intrarregional se desarrollará con la adhesión de nuevos socios.

Desde 1995 (cuando empezó a funcionar el mercado común) hasta 2003, Brasil siempre fue deficitario en el comercio intrazona (salvo en 1999). Empero desde 2004 obtiene superávits que en tres años totalizaron 12.200 millones de dólares, el doble de todos sus pasivos anteriores.

De ese monto, 9.134 millones corresponden a los beneficios con Argentina, de acuerdo con datos oficiales brasileños.

Las exportaciones de Brasil a sus socios representaban 17% de su facturación global en 1998, antes de las crisis que golpearon a la región. En 2006 esas ventas representaban sólo 10,1% del total, pese a haber batido un récord histórico (13.951 millones de dólares).

En cuanto a las importaciones brasileñas, en 1998 un 16% procedí­a del Mercosur, y ese porcentaje cayó a 9,8% el año pasado (8.971 millones de dólares).

Un proceso similar se dio en Argentina: un 36% de las ventas de ese paí­s se dirigí­an al Mercosur en 1998, y esa cifra cayó a 19% en 2005; la parte de las importaciones provenientes del Mercosur cayó de 31% a 16% en ese perí­odo, según datos de ALADI.

En Uruguay, el porcentaje de exportaciones dirigidas al Mercosur cayó de 55% del total en 1998 a 23% en 2005.

La reducción de la dependencia comercial entre los miembros del Mercosur se explica por el incremento de los intercambios con otras regiones del mundo.

Algunos analistas creen que la menor ’mercosurdependencia’ evita una sincroní­a de los ciclos negativos de la economí­a, como ocurrió cuando la devaluación brasileña de 1999 y la hecatombe financiera de Argentina de fines de 2001 golpeó duramente al bloque.

«Pero en este caso no me parece algo positivo, porque demuestra que no hay un proceso de integración productiva, ni flujo de inversiones ni integración empresarial», afirma Tulio Vigerani, profesor de relaciones internacional de la Universidad Estadual Paulista en el estado de Sao Paulo).

Vigerani cree además que serí­a «conveniente restablecer un mayor equilibrio» en los intercambios, muy favorable a Brasil, y que también para eso hacen falta iniciativas polí­ticas, de integración productiva y financiación, pues la economí­a brasileña crece a un ritmo mucho menor que la argentina.

El subsecretario de Integración Económica de la cancillerí­a argentina, Eduardo Sigal, dice en cambio que a Buenos Aires «no le preocupa el déficit» con Brasil, pues se debe a la compra de productos con valor agregado «insustituibles en esta etapa de recuperación industrial de la Argentina».

Según Sigal, entrevistado por teléfono, el comercio entre los cuatro miembros originarios de esta unión aduanera imperfecta «tiene un lí­mite», porque todos son grandes exportadores de productos similares (carne, trigo, soja, etc.).

Pero el funcionario argentino cree que los intercambios intra-Mercosur «van a crecer sustantivamente» con la incorporación de nuevos miembros (Venezuela ya fue admitida, Bolivia debe iniciar este mes su proceso de adhesión y Ecuador es candidato).

Para Juan Soldano, un consultor argentino instalado en Brasilia, si los intercambios intrazona siguiesen disminuyendo, el Mercosur «perderí­a relevancia» económica y se convertirí­a en una organización con caracterí­sticas «más polí­ticas que comerciales».

«La construcción de un mercado común supone un desví­o de comercio a favor de sus socios, y lo ideal serí­a que el comercio intrazona creciese a tasas superiores a las del comercio con el resto del mundo», afirma.

Soldano destaca sin embargo que los mecanismos de salvaguardas adoptados el año pasado a pedido de sectores industriales argentinos que se sentí­an amenazados por la «invasión» de productos brasileños demuestra la voluntad de los dos socios mayores de preservar la columna vertebral del bloque.