El Mercosur instaló el jueves su propio Parlamento, presentado como una prueba de su voluntad de existir y de profundizarse en momentos en que enfrenta serias tensiones internas.
«Esta es una demostración más de la vitalidad del Mercosur, que desmiente las voces pesimistas que frecuentemente anuncian nuestra crisis, cuando no la desaparición del bloque», dijo el presidente Luiz Inacio Lula da Silva al inaugurar la sesión, en el recinto del Senado brasileño.
La nueva institución que tendrá su sede en Montevideo – estará integrada por 90 legisladores: 18 por cada uno de sus países miembros (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela).
Los primeros investidos pertenecerán a las comisiones a cargo de asuntos del Mercosur de los respectivos Congresos. Pero en 2011 debe asumir un nuevo Parlamento, cuyos integrantes habrán sido votados en elecciones directas en cada país.
Sus funciones serán consultivas, aunque sus acciones pueden pesar en las decisiones del Consejo del Mercosur (de nivel ministerial).
El senador Sergio Zambiasi, presidente de la Comisión bicameral del Mercosur del Congreso brasileño, dijo que el Parlamento podría dar seguridad jurídica a los «ciudadanos mercosurianos» y a los inversores.
Zambiasi propuso crear rápidamente una Comisión de Justicia, Ciudadanía y Derechos Humanos, que podría servir para unificar legislaciones, por ejemplo en materia de posesión de armas, para combatir al crimen organizado.
Pero si el Mercosur tiene un largo camino por delante para construir instituciones, enfrenta otros retos a su credibilidad, como el de no haber podido crear un arancel externo común para todos sus productos en doce años de unión aduanera.
Sus socios menores (Uruguay y Paraguay) constatan que la asociaciíµn no les sirvió para superar las asimetrías regionales, y se muestran tentados a negociar acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y otros países.
Además, hay actualmente tensiones internas por el corte de puentes fronterizos entre Argentina y Uruguay por la construcción de una fábrica de celulosa del lado uruguayo de un río limítrofe, que Buenos Aires considera potencialmente contaminante.
Los dos países se enfrentaron el miércoles por cuestiones arancelarias, en una reunión de altos funcionarios que prepara las reuniones del viernes, de cancilleres y ministros de Economía.
En su discurso, Lula trató de calmar las aguas y mirar hacia el futuro, con un llamamiento a la «generosidad» de los socios mayores con los menores.
El representante permanente del Mercosur, Carlos Alvarez, afirmó que hay «una tensión entre cierto nivel de demandas, de conflictividad, con logros verificables».
Entre estos enumeró la creación de un fondo de convergencia para proyectos en los países pequeños, la creación de una instancia regional contra la aftosa y la reciente adhesión de Venezuela.
Lula, en su discurso, reafirmó su creencia de que «los obstáculos del Mercosur sólo pueden superarse con más diálogo, más integración y más Mercosur».