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Rigoberta Menchú y Nineth Montenegro, impulsoras del partido Encuentro por Guatemala, cuarto en las encuestas con miras a los comicios presidenciales de septiembre, «son un reto para el sistema» en el que «existe una cultura de la impunidad», afirmó ayer la activista Hellen Mack
«En Guatemala existe una cultura de la impunidad (…) hemos tenido avances, pero no suficientes» en la recuperación del respeto a los derechos humanos, sostuvo Hellen Mack en rueda de prensa, durante la cual denunció la «impunidad que genera el Estado (guatemalteco) para proteger a sus élites de poder».
Frente a ese panorama, se abre la expectativa de la candidatura a la presidencia de Guatemala de la premio Nobel de la Paz 1992, la líder indígena Rigoberta Menchú, impulsora de una querella ante la justicia española por genocidio contra el ex dictador Efraín Ríos Montt y otros cuatro militares y dos civiles más guatemaltecos.
«Vemos con mucho optimismo la participación de Rigoberta Menchú» en los comicios del 9 de septiembre, porque «en el origen del conflicto ha estado la marginación de los pueblos indígenas» y ahora «pueden participar de tú a tú con los otros partidos», sostuvo Mack.
Sin embargo admite que tanto Menchú como Montenegro, diputada y esposa de un desaparecido y creadora de Encuentro por Guatemala, «son un reto para el sistema», no sólo «porque ambas han sido afectadas directamente por el conflicto armado» sino porque «entran con un planteamiento ético totalmente distinto».
«Desafortunadamente en Guatemala, la impunidad está protegida por el Estado mismo, y eso impide vivir en democracia (…) y no se ha podido resolver el problema de la impunidad, de la justicia o de la seguridad», opinó Mack.