Memoria histórica


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En Guatemala hay grupos empeñados en olvidar el pasado, ignorar las atrocidades cometidas en contra de los derechos humanos, las masacres llenas de odio racista. Son las élites de siempre, opuestas a que se divulgue el pasado, forjado para beneficio de sus intereses de clase.

Factor Méndez Doninelli


Una sociedad sin memoria carece de identidad, se condena a repetir errores  despreciables. Los pueblos necesitan saber su historia, tradiciones, quiénes son, de dónde vienen, su proceso de construcción, esto y más, es imprescindible para entender el presente y construir el futuro.

A veces hay pueblos sin memoria o sectores sociales a los que molesta rescatar la historia. En esa línea de pensamiento, es común escuchar voces de los que se oponen a hablar del pasado, de quienes sostienen que anclarse en hechos remotos sirve para inmovilizar el presente. Por mi parte, creo con firmeza que para cualquier sociedad, conocer su historia es necesario e importante.

Sobre memoria histórica, dos hechos resaltan estos días: 25 de febrero. Quince aniversario entrega del informe: “Guatemala: Memoria del silencio” y el Día de las Víctimas del Conflicto Armado Interno, homenaje a mujeres, niños y hombres, víctimas de dictaduras contrainsurgentes del Siglo XX.

Un fragmento del comunicado de la Coordinación Genocidio Nunca Más dice: “El informe Memorias del Silencio es la sistematización condensada del grito de dolor y desesperación de alrededor de 36 años de historia de los pueblos guatemaltecos, narra la historia de vergüenza e infamia, ignominia y terror. En 12 tomos la CEH (auspiciada por las Naciones Unidas) expone en sus conclusiones el carácter excluyente, racista, desigual, autoritario y violento del estado de Guatemala hacia la población indígena, mestiza pobre y todo aquel o aquella que luchara en favor de la justicia y la igualdad social, llegando a implementar mecanismos de terror desde la desaparición forzada, violencia sexual y tortura sistemática hasta los hechos de genocidio.” (Fin cita).

Familiares de víctimas y organizaciones de derechos humanos denunciaron al Estado por incumplir resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, relativas al resarcimiento.

Otro hecho: 2 de marzo. La Puya, San José del Golfo. Segundo aniversario de la resistencia iniciada en 2012, rechazando extracción de metales preciosos; hace poco la empresa minera retiró toda la maquinaria estacionada en el lugar, pese a ese signo la resistencia no violenta, continúa.

La Comisión de Derechos Humanos para Guatemala en Washington, D.C., divulgó un pronunciamiento que en su parte medular sostiene: “El 2 de marzo de 2012, mujeres y hombres comprometidos de las comunidades de San José del Golfo y San Pedro Ayampuc se unieron en oposición a la construcción de una mina de oro cerca de sus hogares. Su preocupación es que la mina, de una empresa estadounidense, tendría un impacto negativo sobre el agua y aire, dañaría sus siembras y afectaría la salud de sus familias y sus vecinos.” Otra parte del texto señala: “En su lucha para defender el medio ambiente y los derechos humanos, la resistencia de La Puya, ha adoptado un principio fundamental: un compromiso absoluto con la no-violencia.”… Luego agrega: “Cada día, de los últimos dos años, las comunidades han mantenido una presencia permanente y pacífica para impedir el ingreso de vehículos o maquinaria de la empresa minera. A pesar de los aguaceros, el fuerte calor del día y el frío de las noches, las mujeres y los hombres de la resistencia han hecho sus turnos, las 24 horas de los 365 días del año. Todos los participantes, desde los más jóvenes hasta los más ancianos, forman parte integral de la resistencia de La Puya.” (Fin cita).

En el segundo aniversario de resistencia no violenta, tozuda, justa y legítima, solidaridad con los pobladores de La Puya, felicito el compromiso por defensa del territorio, la vida, la paz y los derechos humanos. Estos ejemplos escriben la memoria histórica.