Los insurgentes han intensificado sus ataques y «mejorado algunas tácticas» en Afganistán con la llegada de combatientes extranjeros, principalmente árabes, «mucho más radicales» que los talibanes, según el comandante en jefe de la fuerza de la OTAN.
«Desde hace algunas semanas, hemos observado un incremento del número de combatientes extranjeros en la zona, pero todavía no se puede relacionar eso con Irak», declaró el general norteamericano Dan McNeill, al ser entrevistado por la AFP, aunque no pudo dar una estimación de su número.
Estos combatientes, «procedentes de Asia o de países árabes», son más aguerridos y «mucho más radicales que el extremista talibán tradicional», señaló.
Hace varios meses que los insurgentes llevan a cabo emboscadas y atentados suicidas contra las fuerzas afganas e internacionales. Según los especialistas, estos métodos están inspirados en parte en la guerrilla iraquí y la red Al Qaeda.
«No cabe duda de que los combatientes mejoraron sus tácticas. Combaten con más fuerza y quizás algo mejor», agregó este general, que dirige a unos 35.500 soldados de 37 países desplegados en la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), bajo comando de la OTAN.
«Hemos capturado y matado a algunos. Pero no hay nada que permita afirmar que los iraníes están detrás de esto», añadió.
Irán ha desmentido apoyar al movimiento integrista sunita de los talibanes.
«Nosotros seguimos muy vigilantes para detectar todo cambio en la zona, ya sea respecto a las armas, municiones, técnicas, tácticas o personas», destacó el general McNeill, de 61 años, que dirige la ISAF desde febrero pasado.
También subrayó la dificultad de atrapar al molá Omar, su jefe supremo.
De acuerdo con esta fuente, los talibanes podrían contar con hasta 20.000 hombres, extremistas, nacionalistas u oportunistas que simplemente tratan de ganar algo de dinero.
Según el general McNeill, el gobierno afgano «y algunas instituciones internacionales», aunque no la ISAF, están negociando la rendición de cientos de talibanes, cuyo régimen fue derrocado a fines de 2001 por las fuerzas norteamericanas por haberse negado a entregar a su «invitado», Osama bin Laden, jefe de la red Al Qaeda.
El jefe de la ISAF aseguró que 60% del territorio afgano es considerado estable y seguro y que sólo necesita una policía bien equipada y entrenada para mantener el orden. Las fuerzas afganas e internacionales siguen siendo fundamentales en el resto del territorio.
El futuro de Afganistán, de acuerdo con el general McNeill, depende de la formación de estas fuerzas de seguridad locales, que a mediano plazo reemplazarán a los soldados de la ISAF.
Pero aunque las fuerzas afganas puedan garantizar la seguridad, la ayuda para el desarrollo y la reconstrucción deberá continuar en este país devastado por décadas de guerra.
«Creo que la OTAN deberá continuar su ayuda (militar) hasta 2010-2011, cuando las fuerzas de seguridad afganas tendrán las instituciones necesarias y contarán con un número suficiente para garantizar la seguridad», opinó.
Dan McNeill, comandante en jefe de la fuerza de la OTAN en Afganistán.