El incremento no solo ha sido al salario, sino también en la seguridad personal del, Señor Presidente, recién acaba de adquirir nuevo armamento bélico, para aumentar el número de su comando privado.  Quién fuera el Presidente, que no teme represalia de sus presuntos mecenas, y sin embargo, por las dudas no más, redobla esfuerzos en sus trayectos terrestres y eso que se siente libre de toda culpa.  Mientras tanto los habitantes de a pie, nos mantenemos con  las estampitas de la Virgen, Señor de Esquipulas, y el Padre Eterno, entre la billetera, que solo santos y rosario bendito lleva, porque la plata que es poquita la guardamos bajo las macetas con el pánico de ser embestidos por atracadores, que no necesitan de aumento salarial, porque trabajan por cuenta propia, al amparo de las autoridades que reciben unos celulares pasados de moda en donación por cerrar los ojos y taparse los oídos cuando los transeúntes gritan auxilio. Aquellos seis aviones que el mandatario mercó al cuasi ex presidente Lula da Silva, negocio que cerraron, combinado con los transurbanos, en los Comedores Solidarios, donde degustaron aquel famoso y sabroso plato de hilachas; pregunto, si no es indiscreción: Al servicio de quién están dichos aviones.  Porque de ser verídica su compra cómo ayudarían a combatir el narcotráfico.  Pero esa es harina de otro costal.  Lo esencial es que en este océano de tiburones, en el que se ha convertido Guatemala, el Señor Presidente, salga con confianza a sus giras departamentales y se desplace con  placidez y tranquilidad por las calles del país que comanda.  Deseo felices fiestas de Año Nuevo a los tres poderes, Ejecutivo, Judicial y Legislativo.