Aunque no se trataba de un maremoto, tuvo el mismo efecto: Una inmensa ola de medusas llevó a apagar a uno de los principales reactores atómicos del mundo —un fenómeno que los biólogos marinos dijeron que será cada vez más común.
Los expertos que operan la planta nuclear de Oskarshamn en el sureste de Suecia dijeron que fue necesario apagar el reactor número tres el domingo después que toneladas de medusas atoraron las tuberías que llevan el agua fría hasta las turbinas de la planta.
El martes, las tuberías ya estaban limpias de las medusas y los ingenieros se aprestaban a reencender el reactor, que genera mil 400 megavatios de electricidad en su principal reactor de agua hirviente en el mundo, destacó Anders Osterberg, portavoz de OKG, el operador de la planta.
Los tres reactores de la planta Oskharshamn son del tipo de agua hirviente, una tecnología similar a la planta Fukushima Daiichi del Japón donde ocurrió un desastre de grandes proporciones después que un maremoto invadió las instalaciones e inundó sus equipos.
Las medusas no constituyen un nuevo problema para las plantas atómicas. El año pasado, en las instalaciones del Cañón del Diablo en California se tuvo que apagar su reactor número dos después que una gran cantidad de esos organismos marinos gelatinosos se incrustaron en las tuberías hasta atorarlas. En el 2005, la primera unidad de la planta Oskarshamn fue apagada temporalmente debido al ingreso repentino de medusas.
Las plantas atómicas necesitan del flujo continuo de agua fría para enfriar su reactor y sus sistemas de turbinas, que es por lo cual muchas plantas de ese tipo son construidas cerca de extensas fuentes de agua.
La que provocó el apagón en Oskarshamn es la llamada medusa común o medusa luna (Aurelia aurita).
«Es cierto que cada vez más y más se presentan estos casos extremos de multiplicación de medusas», destacó Lene Moller, investigador del Instituto Sueco de Ambiente Marino.
Moller señaló que el principal problema parece ser que no hay supervisión sobre la reproducción de medusas en el Mar Báltico a fin de dar suficiente información que los científicos necesitan para calcular cómo contrarrestar el problema.