Medio siglo del Congo


Cincuenta años después de independizarse de Bélgica, gran parte de la población de la República Democrática del Congo (RDC), un paí­s rico en minerales y piedras preciosas, sigue viviendo en la pobreza.


Durante gran parte de su historia poscolonial, el hoy ex Zaire estuvo gobernado por el régimen autoritario de Mobutu Sese Seko, quien tomó el poder en 1965 y gobernó durante 32 años.

Hoy en dí­a, pese a poseer reservas de oro, cobre, cobalto y diamantes, la RDC es uno de los paí­ses más pobres del mundo, tras una guerra (1996-2003) en la que murieron tres millones de personas.

Cuatro años después de la elección del actual presidente, Joseph Kabila, que logró estabilizar un poco la situación del paí­s, dos tercios de sus 60 millones de habitantes siguen viviendo por debajo del umbral de pobreza de 1,25 dólares al dí­a.

Los obispos de la RDC se preguntan si «el sueño de construir un Congo mejor que antes no se hizo añicos». «Para nosotros, la RDC retrocedió más de lo que avanzó», agregan en un texto publicado con motivo del 50 aniversario de la independencia.

Los obispos critican la «lógica de poder contraria a los ideales de la independencia», «la depredación» económica, «las patentes desigualdades y la miseria» social y reclaman «una nueva mentalidad» basada en «principios distintos a los que hoy están traicionando a la nación».

Por su parte, el instituto de análisis de conflictos International Crisis Group (ICG) afirmó en abril pasado que Kabila no cumplió lo prometido y que el actual presidente «mostraba un claro sesgo autoritario».

«El poder se va centralizando en el despacho presidencial», mientras que las «libertades son frecuentemente coartadas», agregó ICG.

Kabila, que prometió la paz, querí­a que los 20.000 soldados y policí­as de la ONU desplegados principalmente en el este del paí­s se retirasen a más tardar a fines de 2011. Sin embargo, sólo ha logrado obtener una retirada simbólica de algunos cientos de Cascos Azules a fines de junio.

En el este del paí­s, en el que actúan varios grupos armados, la situación sigue siendo inestable.

Según el portavoz del gobierno, Lambert Mende, los responsables de los «muchos problemas» del paí­s son «quienes nos sometieron a la esclavitud» o «los malos gobernantes que tuvimos tras la independencia».

«Es fácil acusar a quienes heredan (esta situación) cuando el problema se originó antes de que la heredaran», añadió.

Kabila, quien sustituyó a su padre, Laurent-Désiré, asesinado en 2001, tendrí­a la intención de presentarse a la reelección en 2011, pero no es seguro que se reúnan las condiciones para que los comicios tengan lugar.

Por otra parte, el gobierno de la RDC espera obtener la anulación de gran parte de la deuda del paí­s, estimada en unos 11.000 millones de dólares, en el marco de la iniciativa Paí­ses Pobres Muy Endeudados (PPME), luego de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimara en marzo pasado que la polí­tica económica de Kinshasa registraba «progresos en todos los frentes».