Cuba es un caso excepcional en América Latina, despierta pasiones que colocan a la isla entre el amor y el odio; esta semana se cumplen 50 años de una revolución que marcó un hito en la historia política mundial y cuya fuerza se mantiene vigente.
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En el balance de las cinco décadas de Revolución algo ha quedado muy claro: la Cuba anterior a 1959 no es la misma a la de estos días. A lo largo de los años, cambios significativos se han implementado en la isla bajo la bandera de la libertad, independencia y bienestar pregonados por los ideales rebeldes que comandó Fidel Castro.
Según los últimos censos, Cuba posee 11,3 millones de habitantes, y de esa cifra, al menos un 75% nació después de 1959, cuando eran menos de seis millones. Es decir, de la población actual, un buen porcentaje nació y creció en la época revolucionaria, no conocen otra forma de vida que la establecida por el actual gobierno.
También, entre los años de 1959 y 1963, cerca de un millón de cubanos abandonaron el país estableciéndose en la parte sur de Estados Unidos y engrosando las filas del anticastrismo. Esa es más o menos la fotografía demográfica de uno de los países que con sólo mencionar su nombre despierta pasiones encontradas y cuya historia, de una u otra forma, se convierte en ejemplo obligado.
Para algunos el 1 de enero de 1959 es considerado como la segunda independencia de la isla. Pues el movimiento revolucionario liderado por Castro marcó políticas que erradicaron la injerencia de modelos extranjeros que impedían el progreso social de su población.
El abogado opositor de la dictadura de Fulgencio Batista, Fidel Castro, conocía bien la dependencia hacia Estados Unidos en la que estaba sometiéndose Cuba. Por esos años su economía estaba basada en la exportación de azúcar cuya producción estaba siendo controlada por extranjeros.
Antes de 1959, once empresas norteamericanas tenían bajo su control la apropiación de más de un millón de hectáreas que significaban cerca de la mitad del terreno apto para el cultivo de la caña. No por nada, una de las primeras medidas políticas del gobierno revolucionario fue la implementación de la Ley de Reforma Agraria, que fue aprobada el 17 de mayo de ese año.
Esta medida eliminaba el latifundio, nacionalizando 420 hectáreas de extensión y entregaba la propiedad a los campesinos, arrendatarios y precaristas.
Un año más tarde, los revolucionarios continúan su lucha en contra de las políticas internacionales de Estados Unidos y nacionalizan todas las propiedades norteamericanas en la isla. Esto luego de la supresión de la cuota azucarera por el gobierno de Washington.
Fue entonces que en 1961, el gobierno del entonces presidente Dwight Eisenhower rompe relaciones con Cuba, iniciando así una «guerra sucia», que de acuerdo con los castristas, fue impuesta por Estados Unidos con el objetivo de destronar a la revolución.
En la encrucijada, Washington optó por sancionar a los cubanos con un embargo comercial que perdura hasta hoy y que ha sido rechazado por gobiernos solidarios con Cuba. El sitio www.cubavsbloqueo.cu, está nutrido con toda la información referente al bloqueo y sus efectos en la economía de ese país.
SANOS Y EDUCADOS
Las prioridades del Gobierno fueron dos: salud y educación. Con estas reformas Cuba se mantiene en la cúspide latinoamericana en cuanto a indicadores sociales se refiere.
El 22 de diciembre de 1961 el país se declaró territorio libre de analfabetismo y bajo el método Yo Sí Puedo exporta su ayuda a otros países para enseñar a leer y a escribir a las poblaciones rurales de los países amigos de Cuba, entre ellos Guatemala, que a partir del próximo año ampliará su cobertura a todos los departamentos.
La educación, incluyendo la universitaria es gratuita. De los once millones de habitantes, más de un millón son graduados de la educación superior.
Otro de los logros respaldados por los castristas y altamente cuestionados por los opositores al Gobierno, es la cobertura de la asistencia médica. Aunque la isla haya tenido un éxodo de profesionales y técnicos, el Gobierno le dio vida a un servicio médico rural que permitía llevar asistencia hasta los rincones más alejados del país.
Fidel Castro llevó a los médicos a lugares remotos. Las tasas de salud experimentaron mejoras inéditas que hasta la fecha han mejorado las tasas de salud. La esperanza de vida de un cubano es de 77 años y de una cubana es de 78 años.
En esa área también se ha enviado ayuda al extranjero. En los últimos diez años del Programa Integral de Salud se ha incrementado la presencia en Guatemala de la Brigada Médica Cubana. También se han aumentado las becas para estudiantes de medicina en la isla caribeña.
RELEVO
Luego de estar en el poder desde que tenía 32 años, Fidel Castro, hoy de 82, dejó de ser presidente poniendo al frente de la nación a su hermano Raúl, cinco años menor que él. Sin embargo, sus reflexiones publicadas en uno de los dos periódicos oficiales, Granma, continúan siendo influencia en las decisiones políticas de la isla.
El longevo sistema, difícilmente imitado en otras naciones, se encuentra en proceso de renovación. El mismo Presidente en funciones, dijo que se encuentran trabajando en la eliminación de algunas «prohibiciones excesivas» y ha permitido a los cubanos que puedan rentar automóviles, acceder a hoteles y comprar computadoras, entre otras medidas abordadas.
El pasado sábado, Raúl anunció que se avecinan «tiempos duros» y de austeridad. Y que las reformas que habían sido prometidas siguen en pie, sin embargo, se verán aplazadas temporalmente para enfrentar la crisis económica que se avecina. Aunque el gobierno proyectó un crecimiento de su PIB de 8%, el golpe de los huracanes y la herencia del bloqueo ha dejado al país con pérdidas de millones de dólares.
Si bien en Cuba no pretenden sacar la casa por la ventana en la celebración de esta efeméride, algo hay en la Revolución que cautiva los corazones rebeldes del mundo y esa será, para los mismos castristas, la conmoración más agradable.
Hay cosas que hay que cambiar, y eso lo reconocen los mismos revolucionarios, aunque reconocen que el éxito de las cinco décadas sosteniendo los destinos de su población radica en otorgarle bienestar y las mismas condiciones de vida, algo que no sucede en otra parte del mundo y que solamente la Historia juzgará qué tanto se sacrificó para mantener viva tanto tiempo una revolución. Ya lo dijo Fidel Castro, «La Historia lo absolverá».