El nuevo jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, prometió eliminar los tributos aplicados a las horas extras y suprimir el impuesto a la residencia principal para reactivar el crecimiento, pero estas dos medidas sólo tendrían un impacto psicológico, aseguran los economistas.
Italia prevé un crecimiento de 0,6% este año pero muchos expertos temen que la economía del país esté estancada desde fines de 2007.
Durante su discurso de política general pronunciado esta semana ante el Parlamento, Berlusconi prometió hacer todo lo posible para acelerar el crecimiento.
El nuevo gobierno celebrará el miércoles un consejo de ministros en Nápoles (sur) cuya agenda principal consiste en la supresión del impuesto sobre la residencia principal y una eliminación de impuestos sobre las horas extras «experimental», dos promesas de la campaña de Berlusconi.
«Partimos de la hipótesis de una tasación única de 10% de la parte variable del salario», es decir las horas extras y las primas, explicó el ministro de Asuntos Sociales, Maurizio Sacconi. Una hora de trabajo es tasada actualmente en torno a 30%.
El experimento duraría unos seis meses, de junio a diciembre, precisó.
Según la prensa italiana, el tope de salario para beneficiarse de las deducciones sería de 35.000 euros anuales.
La otra medida esperada es la supresión del impuesto sobre la residencia principal (ICI), del cual ya está exento un 40% de la población y que no concernería a las residencias más lujosas.
«Estas medidas tendrán esencialmente un impacto psicológico en la moral de los hogares que sienten fuertemente el alza de los precios de los alimentos y la gasolina», subrayó Paolo Mameli, economista de Intesa Sanpaolo.
«El gobierno actuará con prudencia porque los ingresos fiscales, aunque todavía buenos, muestran las primeras señales de desaceleración, por ejemplo el IVA», agregó.
El costo de ambas medidas sería de tres a cuatro millones de euros, según los economistas.
A más largo plazo, el gobierno tendrá dificultades en equilibrar sus cuentas públicas para 2011, como prometió a la Unión Europea, al tiempo que enfrenta una situación económica degradada.
«Se trata de regresar a una política fiscal que favorezca el consumo pero el efecto no puede ser superior a 0,1% de crecimiento», explicó Marco Ricci, economista de la firma de inversiones italiana Centrosim.
Los márgenes de maniobra del gobierno son «modestos» y estas medidas buscan otorgar «una señal» a los hogares italianos, agregó.
Además, la eliminación del gravamen sobre las horas extras podría tener un efecto negativo en el mercado laboral al acentuar la brecha entre empleados de las empresas competitivas y los trabajadores precarios que no se beneficiarán de la medida, opinó el profesor de Economía de la Universidad Politécnica de Ancona (centro), Matteo Richiardi.
Tampoco resolvería los problemas del mercado laboral italiano, como la baja tasa de empleo de las mujeres y los más veteranos, indicó Richiardi en una nota de análisis.
«Un recorte de los impuestos sobre el ingreso o un aumento de las exoneraciones fiscales a los salarios, aunque mínimo, sería más equitativo», estimó.