Mediación, petróleo y petrodólares


Mediador podrí­a llamársele al Cardenal Quezada Toruño. Hago la observación que no soy fanático del arzobispado ni de la religión, pero que sé reconocer que hay personas inteligentes que han servido de buenos mediadores y han acercado a las partes, que se han enfrascado en guerras fratricidas de más de 35 años.

Guillermo Castañeda Lee, Ced. R-19 No. 997, Teculután, Zacapa

Un mediador no puede ser un mandadero ni tampoco una persona que quiera usar ese nombramiento para congraciarse con alguien, esperando favores a cambio, para llevar a cabo sus propios fines.

En la disputa del problema de Honduras, hay claramente dos contendientes, por un lado las instituciones que conforman el gobierno de ese paí­s, como lo son el Congreso de la República, la Corte Suprema de Justicia, el Tribunal Supremo Electoral, la Fiscalí­a General, el presidente Micheletti, etc. y por la otra el presidente Zelaya y Chávez. Como se ve no es un problema únicamente entre Micheletti y Zelaya, sino que abarca un espectro más amplio, no sólo de personas sino que de instituciones y de paí­ses.

En un problema de esa magnitud el nombramiento de alguien como mediador, que dos meses antes habí­a externado algo así­ como, que el presidente Chávez era una bendición para los pueblos latinoamericanos, es un error garrafal, pues de hecho es una persona que está influenciada por los petrodólares de Petrocaribe.

A pesar de eso sus cartones lo hací­an la persona ideal, pues Arias es uno de los pocos presidentes que no ha pisoteado las leyes de su paí­s, por lo tanto, no tení­a porque defender a presidentes que han hecho y desecho, pisoteando cuanto papel sin valor (las leyes) que se les ponga por delante.

Un mediador hábil, inteligente y sin deudas de petróleo con Chávez, lo primero que hace es tratar de quitar los puntos controversiales de la agenda y si se ve obligado a incluirlos en la discusión por la intransigencia de una de las partes, públicamente declara que eso es un punto muy controversial, no como lo está haciendo Arias, que como premisa pone que cualquier solución al conflicto tiene que pasar por la restitución de Zelaya, que es la misma posición de Chávez y de Zelaya. Pareciera que Arias quisiera apoyar la expresión que se dijera, de que «A Gorileti lo botamos, por que lo botamos, así­ lo digo yo».

Cómo se puede decir que esa propuesta resolverí­a los problemas de Honduras, si de hecho se está pisoteando todos los poderes del estado de Honduras, que ya decidieron que Zelaya debe de quedarse fuera de la presidencia.

Yo no creo que los presidentes en su mediocridad crean que esa es la solución correcta, pues es como arrinconar a Honduras con un Zelaya envalentonado, llegue o no llegue al poder, con su retorno o sin su retorno, ese apoyo que se le está dando, lo único que si es seguro que va a lograr es sangre. Esto que está pasando es como cuando los grupos de patojos le decí­an al que estaba peleando, «Dale reata vos, nosotros te apoyamos».

Lo único claro aquí­ es que los presidentes no están apoyando la institucionalidad, pues la de sus propios paí­ses está rota por ellos mismos. Lo que hay es pánico, porque las instituciones de sus paí­ses se revelen y los procesen por pisotear las leyes, destituyéndolos y sometiéndolos a los tribunales.

La solución más fácil, serí­a que ni Zelaya, ni Micheletti, pero para proponer eso tendrí­an que hacer a un lado a Chávez, y eso si se diera, serí­a la debacle para muchos presidentes latinoamericanos, pues les cortarí­an el petróleo y los petrodólares.