Con 13 años en la NFL, el quarterback Donovan McNabb se convirtió ayer en jugador libre luego que venció el plazo para que algún equipo lo contratara.
Los Vikings habían cedido el jueves al deseo de McNabb de ser declarado transferible para dar fin a una decepcionante estadía de once semanas en Minnesota. Ahora uno de los quarterbacks más logrados de su generación enfrenta un futuro incierto.
«Este fue posiblemente el desenlace más deseable», dijo el viernes el representante de McNabb, Fletcher Smith, a The Associated Press. «Esta salida le permite sopesar sus opciones, evaluar las situaciones que se presenten y tomar la mejor decisión».
«La intención», agregó, «siempre fue colocarlo en posición de explorar cualquier oportunidad cuando se presentara. No podía hacer eso mientras fuera miembro de los Vikings de Minnesota».
El entrenador de los Vikings, Leslie Frazier, conocía a McNabb desde que estuvieron juntos en Filadelfia y escogió al veterano como una transición entre Brett Favre y el novato Christian Ponder.
Frazier estaba convencido de que la complicada campaña de McNabb en 2010 en Washington fue una eventualidad y que éste podría ayudarle a evitar una temporada perdida en Minnesota.
Al jugar detrás de una línea defensiva porosa y sin receptores aptos para una estrategia de pases, McNabb pasó apuros al tratar de impulsar a la ofensiva de los Vikings. Completó el 60% de sus pases para 1.026 yardas con cuatro touchdowns y dos intercepciones en seis partidos. Pero únicamente completó cinco pases de al menos 25 yardas y fue sacado en el cuarto período de una paliza en Chicago que empeoró la foja de Minnesota a 1-5.
Ponder fue titular a la semana siguiente y McNabb presionó para que lo dejasen libre cuando supo que no tendría la posibilidad de volver a encabezar al equipo esta temporada.
Los Vikings (2-9) aceptaron el jueves y escogieron a Sage Rosenfels entre los transferibles de Miami para llenar el espacio de McNabb en la nómina.
Cuando restan cinco semanas en la temporada, la incertidumbre pende sobre el futuro de un quarterback con un gran historial: seis participaciones en el Pro Bowl, cinco partidos de campeonato en la Conferencia Nacional, una aparición en el Super Bowl y al menos 37.000 yardas con pases.
Smith dijo que McNabb «aún siente que puede jugar a un alto nivel».