Mayor inclusión para los pueblos indí­genas


«El actual sistema económico y social de Guatemala no permite una verdadera inclusión de los pueblos indí­genas ni garantiza el reconocimiento de sus derechos».

Máximo Ba Tiul, catedrático universitario.

Ricardo Marroquin
rmarroquin@lahora.com.gt

Esta semana recibí­ en la redacción de La Hora la visita de una promotora cultural. Luego de dar información sobre algunos eventos próximos a realizarse, se sinceró totalmente y afirmó: «Soy racista». Pero no paró. «Ustedes le dan mucho espacio a los indios. Yo tengo sangre francesa», finalizó con mucho orgullo.

Este es uno de los reflejos de la exclusión, marginación y discriminación que sufren los pueblos indí­genas. Sin embargo, es sólo una de las muestras. Las ideas que se gestaron desde la conquista y durante la Colonia siguen vigentes en nuestro paí­s en detrimento de un sector mayoritario de la población que presenta, al mismo tiempo, los mayores í­ndices de pobreza.

El Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, «Diversidad í‰tnico-Cultural: La Ciudadaní­a es un Estado Plural» da cuenta de esta situación. Según la investigación, la población que vive en pobreza y pobreza extrema es mayoritariamente indí­gena y el 38% de la población rural subsiste con menos de un dólar diario.

Hoy, el presidente í“scar Berger asistió a la conmemoración del Dí­a Internacional y Nacional de los Pueblos Indí­genas, sin embargo, las polí­ticas públicas a favor de este sector de la población son casi nulas.

Con edecanes indí­genas en las oficinas de Gobierno, el actual gobierno creyó que contribuí­a a la construcción de un Estado Plural, sin embargo, las polí­ticas económicas y sociales para alcanzar tal objetivo no se encuentran ni siquiera en agenda.

Algunos sectores sociales, entre organizaciones campesinas e indí­genas, han insistido en la necesidad de concretar una verdadera democracia a través de la participación equitativa, en donde todos los grupos estén representados.

Históricamente, los pueblos indí­genas han sido utilizados y no beneficiados del desarrollo económico y de las decisiones polí­ticas desde el Estado.

Durante la Colonia fueron una herramienta de la explotación de los conquistadores, el movimiento de independencia no les representó ningún beneficio, y finalmente, la Revolución Liberal les arrebató las tierras comunales que habí­an conservado durante los últimos años.

Hoy, el acceso a la tierra es una de las principales reinvindicaciones, pero también es necesario iniciar el diálogo para romper con los esquemas racistas y excluyentes para concretar la propuesta de un Estado Nación, en donde se valore y respete la cultura, las creencias, la religiosidad y las tradiciones de cada pueblo que vive en Guatemala.