«El actual sistema económico y social de Guatemala no permite una verdadera inclusión de los pueblos indígenas ni garantiza el reconocimiento de sus derechos».
Máximo Ba Tiul, catedrático universitario.
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Esta semana recibí en la redacción de La Hora la visita de una promotora cultural. Luego de dar información sobre algunos eventos próximos a realizarse, se sinceró totalmente y afirmó: «Soy racista». Pero no paró. «Ustedes le dan mucho espacio a los indios. Yo tengo sangre francesa», finalizó con mucho orgullo.
Este es uno de los reflejos de la exclusión, marginación y discriminación que sufren los pueblos indígenas. Sin embargo, es sólo una de las muestras. Las ideas que se gestaron desde la conquista y durante la Colonia siguen vigentes en nuestro país en detrimento de un sector mayoritario de la población que presenta, al mismo tiempo, los mayores índices de pobreza.
El Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, «Diversidad í‰tnico-Cultural: La Ciudadanía es un Estado Plural» da cuenta de esta situación. Según la investigación, la población que vive en pobreza y pobreza extrema es mayoritariamente indígena y el 38% de la población rural subsiste con menos de un dólar diario.
Hoy, el presidente í“scar Berger asistió a la conmemoración del Día Internacional y Nacional de los Pueblos Indígenas, sin embargo, las políticas públicas a favor de este sector de la población son casi nulas.
Con edecanes indígenas en las oficinas de Gobierno, el actual gobierno creyó que contribuía a la construcción de un Estado Plural, sin embargo, las políticas económicas y sociales para alcanzar tal objetivo no se encuentran ni siquiera en agenda.
Algunos sectores sociales, entre organizaciones campesinas e indígenas, han insistido en la necesidad de concretar una verdadera democracia a través de la participación equitativa, en donde todos los grupos estén representados.
Históricamente, los pueblos indígenas han sido utilizados y no beneficiados del desarrollo económico y de las decisiones políticas desde el Estado.
Durante la Colonia fueron una herramienta de la explotación de los conquistadores, el movimiento de independencia no les representó ningún beneficio, y finalmente, la Revolución Liberal les arrebató las tierras comunales que habían conservado durante los últimos años.
Hoy, el acceso a la tierra es una de las principales reinvindicaciones, pero también es necesario iniciar el diálogo para romper con los esquemas racistas y excluyentes para concretar la propuesta de un Estado Nación, en donde se valore y respete la cultura, las creencias, la religiosidad y las tradiciones de cada pueblo que vive en Guatemala.