Matanza en Cancún, México


Edgar Valdez Villareal, alias

Ocho personas murieron en el ataque con cócteles Molotov contra un bar de la turí­stica ciudad de Cancún (este), pocas horas después de la detención de uno de los narcotraficantes más buscados de México, Edgar Valdez, alias «La Barbie», presentado hoy a la prensa.


La detención ocurrió en un momento oportuno para el gobierno de Felipe Calderón, enfrentado la última semana a una escalada de violencia atribuida al crimen organizado, desatada tras descubrirse la masacre -se cree que por parte del cartel narcotraficante de Los Zetas- de 72 emigrantes de cinco paí­ses latinoamericanos en un rancho de Tamaulipas (noreste).

Un grupo de seis hombres arrojaron desde un vehí­culo las bombas incendiarias contra el bar que según autoridades habí­a denunciado intentos de extorsión de Los Zetas.

El fiscal del estado de Quintana Roo, Francisco Alor Quezada, dijo que seis personas murieron en el lugar y dos más mientras recibí­an atención médica. «Debe haber un móvil bastante fuerte», señaló.

El ataque se produjo la madrugada del martes, tras el anuncio de la captura en el centro de México del estadounidense Edgar Valdez Villareal, uno de los narcotraficantes más buscados del paí­s, por quien Estados Unidos ofrecí­a una recompensa de 2 millones de dólares.

Valdez, nacido hace 37 años en la ciudad texana de Laredo, fronteriza con México, fue presentado este martes a la prensa en la capital junto a otros seis detenidos en la operación policial.

El jefe de la Policí­a Federal, Facundo Rosas, no descartó que el narcotraficante pueda ser enviado a Estados Unidos, donde tiene procesos abiertos en al menos tres tribunales.

Colocado ante la prensa en medio de fuertes medidas de seguridad, Valdez que vestí­a una camiseta verde en la que se leí­a «London», mostró un semblante relajado e incluso sonriente ante las cámaras.

Considerado como un capo en ascenso, «La Barbie» -por su pelo rubio y ojos claros- disputaba en forma cruenta desde diciembre el control del cártel de los hermanos Beltrán Leyva después de la muerte del antiguo lí­der, Arturo Beltrán, en un operativo militar en diciembre de 2009.

Valdez habí­a ganado reputación en el mundo criminal por su carácter sanguinario, que según la policí­a se manifestó con decenas de asesinatos de sus rivales en los últimos meses en la ciudad turí­stica Cuernavaca (centro) y el balneario Acapulco (sur).

Muchos de estos cuerpos aparecieron maniatados, decapitados o con graves mutilaciones, y a veces colgados de puentes vehiculares.

El lunes, las autoridades de Veracruz, estado vecino de Tamaulipas, informaron de ocho muertes, tras varias horas de enfrentamientos entre militares y un grupo de pistoleros, que se sospecha pertenecí­an a Los Zetas.

Los Zetas, creados en los años 90 por militares que se sumaron al cartel del Golfo, es una de las siete grandes organizaciones mafiosas identificadas por el gobierno mexicano.

Estas organizaciones están envueltas en un complejo mapa de enfrentamientos entre ellas, que según un informe oficial explicarí­a 80% de las más de 28.000 muertes atribuidas al narcotráfico desde que Calderón asumió en diciembre de 2006 y ordenó el despliegue del ejército para combatir el narcotráfico.

Según la prensa mexicana la organización a la que pertencí­a Valdez se habí­a aliado en 2008 con Los Zetas en contra del cártel del Pací­fico, liderado por el prófugo Joaquí­n «El Chapo» Guzmán, el narcotraficante más buscado por Estados Unidos y considerado el jefe mafioso mas poderoso.

Alejandro Poiré, secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, explicó que Valdez «tení­a conexiones con grupos del crimen organizado que operaban en Centro y Suramérica para el trasiego de drogas a Estados Unidos».

Así­, la policí­a colombiana anunció este martes la desmantelación en Colombia de una banda de narrcotraficantes vinculada «La Barbie» a la que la guerrilla de las FARC proveí­a la cocaí­na que enviaba a Centroamérica.

Un total de once personas que integraban la red fueron detenidas en Bogotá, Pereira (oeste) Medellí­n (noreste), Cali y Buenaventura (suroeste), entre ellas el mexicano Julio César Piña Soberaní­s, alias «Julio», que según el informe policial era el emisario de Valdez.

Según el informe policial, el frente 30 de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) suministraba la cocaí­na a la red, que despachaba «un promedio de tres toneladas de cocaí­na mensuales hacia Centroamérica, en la modalidad de camuflaje, lanchas rápidas y buques cargueros», dijo la policí­a.

CENTROAMí‰RICA Inconformes


Los paí­ses de Centroamérica no se sienten «satisfechos» con los «centavos» que destina el gobierno estadounidense de Barack Obama para combatir el trafico de drogas que pasa por la región rumbo a Norteamérica, afirmó el presidente nicaragí¼ense, Daniel Ortega.

«No nos sentimos satisfechos con esta suma que están aprobando Estados Unidos, son centavos, con eso es muy poco lo que se puede hacer contra el narcotráfico en Nicaragua y el resto de paí­ses centroamericanos», declaró Ortega en conferencia de prensa la noche del lunes en Managua.

Por lo que «no nos queda más que decirle al presidente Obama (…) que mande recursos para Centroamericana, porque Centroamérica no es más que un punto de contención del narcotráfico que se mueve hacia los Estados Unidos», subrayó.

Ortega señaló que Nicaragua recibe apenas dos millones de dólares, del total de fondos que el Pentágono asigna anualmente a México y Centroamérica para luchar contra el crimen organizado, en el marco del Plan Mérida, un tratado de seguridad en vigor desde 2008.

Y todaví­a creen «que están dando un enorme aporte» a Nicaragua, cuando «nosotros le estamos cuidando las espaldas a Estados Unidos» al evitar que cargamentos de droga lleguen allí­, criticó el mandatario nicaragí¼ense.

«Con dos millones, ¿qué se puede hacer?», cuestionó Ortega, quien consideró que Washington deberí­a «asignar más recursos (a la región), sobre todo a Nicaragua que está contribuyendo de manera efectiva en la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado».

Ortega destacó la cooperación que su gobierno brinda a la agencia estadounidense antidrogas (DEA) y afirmó que ésta confí­a más en los policí­as y militares de Nicaragua que los de otros paí­ses de la región, como Guatemala.

Cuando «(nosotros) le decimos (a la DEA) ¿por qué no lo capturan ustedes allá, antes de que llegue a Nicaragua, allá en Guatemala donde va a llegar el cargamento?», sus responsables responden que tienen «más confianza en la policí­a y el ejército de Nicaragua para efectuar esas operaciones», dijo el mandatario.