Las autoridades de salud de Nicaragua intentarán combatir la lepra de montaña, que afecta a más de 4 mil campesinos, con medicaciones masivas con el propósito de controlar la enfermedad.
La jornada beneficiará inicialmente a mil 621 personas que fueron diagnosticadas recientemente con la enfermedad por las brigadas médicas que visitaron las comunidades que presentan generalmente brotes de lepra de montaña, anunció el director del Centro Nacional de Diagnóstico, Alcidez González.
El Ministerio de Salud (Minsa) que impulsa la campaña dispone actualmente de 106.000 dosis de ampollas de glucantine que se usan para atacar el mal, las cuales serán suministradas en 30 dosis diferentes a cada infectado en lo que resta de este año.
El Minsa asegura que ya distribuyó las primeras 25.000 dosis y que el próximo lunes entregará 25.000 más, tras practicarles los respectivos controles de calidad, debido a que las «ampollas inyectables son más delicadas», explicó el funcionario.
La medicación cubrirá las zonas con mayor número de contagiados, los cuales están ubicados en los departamentos de Jinotega -donde se registró el mayor numero de infectados-, Matagalpa, Chontales, Río San Juan y las dos regiones del Caribe nicaragí¼ense.
La lepra es una infección provocada por un parásito llamado leishmania, que es transmitido por la picadura de pequeñas moscas chupadoras de sangre, denominadas flebótomos.
Las llagas aparecen en diferentes partes del cuerpo dos semanas después de la infección, en forma de granito en cuyo centro se forma una costra que empieza a crecer y a comerse la piel si no es tratada a tiempo.
Esta es una enfermedad que aparece generalmente en «los territorios de mayor concentración de pobreza, de mayores dificultades de acceso», explicó el director de Vigilancia epidemiológica, Edmundo Sánchez.
Según registros oficiales, en Nicaragua existen al menos 4.144 personas con leishmaniasis, de los cuales 1.621 recibirán su tratamiento médico ahora.
La leishmaniasis se duplicó en los últimos dos años debido a que las inyecciones son dolorosas y los pacientes a veces abandonan el tratamiento. Las condiciones de pobreza contribuyen a la reproducción de la mosca portadora del parásito, así como la ausencia de fumigaciones en las zonas afectadas.
El programa de medicación tiene un costo de 200.000 dólares, que es asumido por el Minsa, en el marco de la atención gratuita que el gobierno sandinista restableció el año pasado para beneficiar a los sectores más pobres del país.