Masiva asistencia a ceremonia en honor de ví­ctimas de tiroteo


Barack y Michelle Obama caminan rumbo al Helicóptero Presidencial, para participar en el acto por las ví­ctimas de la balacera en Tucson, Arizona. FOTO LA HORA: AP Charles Dharapak

Una ciudad sacudida por un tiroteo en un acto público de una congresista estadounidense que dejó seis muertos y 14 heridos se congregó ayer en torno a una iglesia para recordar a las ví­ctimas del atentado, entre quienes habí­a una niña de 0 años, Christina Taylor Green, quien solí­a cantar en el coro del templo.


«Sé que ella está cantando con nosotros esta noche», señaló el obispo de Tucson, Geral Kicanas, al dirigirse a la familia de Christina, que estaba sentada en la primera banca.

Mientras cientos de personas llenaban el templo, nueve niñas comenzaron a cantar el himno «Amazing Grace». Christina, la ví­ctima más joven del atentado, fue bautizada en el mismo templo y solí­a cantar con esas niñas.

Christina fue elegida al consejo estudiantil y fue a visitar a la legisladora demócrata Gabrielle Giffords el sábado porque dijo que se interesaba en el gobierno. Además, también fue elegida para participar en un libro donde se mostraba a menores nacidos el 11 de septiembre del 2001.

Al interior del templo católico de Santa Odilia, un crucifijo que colgaba de un muro blanco detrás del altar y adornado con algunas velas encendidas y flores rojas de Nochebuena daban paso al altar.

Algunos niños, con sus mejores ropas dominicales, llegaron con sus padres y algunos adultos se sentaron solos.

Kicanas dijo que la tragedia «nos afectará por un perí­odo largo, largo» e indicó que debe servir de lección a la importancia de trabajar juntos a pesar de las diferencias.

«Liberemos a nuestras comunidades de la violencia y de todas las cosas que la animan y la provocan», agregó el obispo.

El servicio religioso atrajo a dolientes de todas las corrientes polí­ticas.

Yvonne Ignacio, de 53 años, asistió a la misa luego de enterarse del tiroteo cuando escuchaba un programa de polémica de corte conservadora el sábado.

«Me alarma que esto se haya convertido en algo polí­tico. Lo considero como una falta de respeto para las ví­ctimas y esa el la razón por la que vinimos», dijo Ignacio, quien pertenece al movimiento ultraconservador republicano del Tea Party.

El moderno templo de colores azul turquesa y blanco se encuentra a unas cuantas calles de la tienda al menudeo que fue escenario del tiroteo. La policí­a indicó que Jared Loughner, de 22 años, disparó indiscriminadamente contra el público reunido en un acto convocado por la legisladora Giffords, quien también fue impactada por un disparo en la cabeza y se encuentra grave.

El presidente Barack Obama, que calificó el tiroteo como una tragedia para todo el paí­s, informó que ofrecerá un discurso en memoria de las ví­ctimas en Tucson el miércoles.

Las medidas de seguridad en el templo fueron estrictas. Decenas de elementos de la Oficina del Alguacil a bordo de motocicletas y patrullas rodearon el templo antes del comienzo de la misa.

Mientras tanto y a algunas calles de distancia, los equipos de televisión filmaban después de ser escoltados hasta una zona restringida, lejos de los dolientes. El Departameto de la Oficina del Alguacil del Condado de Pima informó que no se permitió el acceso de los medios de comunicación al templo.

INVESTIGACIONES Advertencias


Los pesquisas sobre el atentado contra una congresista federal revelaron nuevos detalles perturbadores sobre los sucesos que ocurrieron momentos antes, entre ellos una nota manuscrita hallada en la casa del sospechoso que decí­a, «muere, perra».

El dí­a del atentado, Jared Loughner corrió al desierto cerca de su casa después que su padre le preguntó por qué retiraba un talego negro del maletero del auto familiar, dijeron fuentes policiales.

Loughner reapareció horas más tarde el sábado frente a una tienda donde la representante demócrata Gabrielle Giffords realizaba una actividad polí­tica. Allí­, según las autoridades, hirió a tiros a 19 personas. Seis de ellas murieron, incluidos un juez federal y una niña de nueve años.

El intento de asesinar a la legisladora federal y el ataque a una multitud consternaron a todo Estados Unidos. El miércoles se aguardaba el arribo del presidente Barack Obama para pronunciar un discurso en honor de las ví­ctimas.

Los investigadores, en declaraciones a The Associated Press, dijeron que todaví­a buscaban el talego negro, que sospechan contendrí­a indicios sobre los motivos de Loughner.

«El talego es muy importante para nosotros», dijo el capitán Chris Nanos, de la división de investigaciones criminales de la comisarí­a de Pima. «Â¿Qué habí­a en ese bolso y qué tiene que ver con los hechos?»

Las autoridades habí­an dicho anteriormente que hallaron en la caja fuerte de Loughner las frases manuscritas, «planeé con anticipación», «mi asesinato» y el nombre «Giffords».

Nanos y Rick Kastigar, el jefe de investigaciones de la comisarí­a, dijeron a la AP que hallaron anotaciones con las palabras «muere, perra» %u2014que creen se refieren a Giffords%u2014 y «mueran, polis», en alusión a las fuerzas policiales.

Todas estaban en un sobre o en una carta impresa que le envió la oficina de Giffords después que él asistió a un acto polí­tico de la legisladora en 2007, dijo Nanos.