Bagdad estaba de luto este día por sus estudiantes muertos en dos atentados en su histórica universidad ayer, la jornada más sangrienta desde que comenzó el año, con más de 100 personas fallecidas sólo en la capital.
La universidad de Mustansiriya fue cerrada por tres días en señal de duelo, después del doble atentado que mató ayer a 70 estudiantes, profesores y empleados y dejó 169 heridos, en momentos en que salían del establecimiento para volver a sus hogares.
Según los servicios de seguridad, un kamikaze hizo estallar la carga que llevaba a últimas horas de la tarde delante de la entrada secundaria de la universidad, cuando salían los estudiantes. Unos minutos más tarde, un coche bomba estalló delante de la entrada principal, a pocas decenas de metros de distancia.
Ayer, Bagdad fue blanco de otros ataques: 15 personas murieron en la explosión de dos bombas caseras en pleno centro de la ciudad, y cuatro perecieron en la explosión de una bomba en un bus en el barrio popular chiíta de Ciudad Sadr.
Diez personas también fueron asesinadas por un grupo de hombres armados no identificados en un ataque contra un mercado situado al noreste de Bagdad.
Esos ataques aumentaban hoy el temor de represalias, en particular por parte de milicias chiítas, bajo forma de secuestros colectivos como conoce la capital regularmente.
El barrio de la universidad de Mustansiriya se encuentra en las inmediaciones de Ciudad Sadr, feudo del ejército del Mahdi, la más importante milicia chiíta de Irak, dirigida por el caudillo radical Moqtada Sadr.
Los estudiantes de esta universidad son en mayoría chiítas, y la organización terrorista sunita Ansar Al Suna había advertido a los sunitas que no fuesen más allí, según una fuente de seguridad occidental.
Anoche, el primer ministro Nuri Al Maliki había denunciado un «crimen horrible contra inocentes estudiantes», del cual hizo responsable a «un grupo desesperado de terroristas sadamistas».
Ese atentado se produjo un día después de la ejecución de dos colaboradores de Saddam Hussein por las autoridades iraquíes –el ex jefe de los servicios secretos y medio hermano de Saddam Hussein, Barzan Al Tikriti, y el presidente del tribunal revolucionario Awad al Bandar–, y dos semanas después de la controvertida ejecución del ex presidente.
En noviembre, los tres habían sido condenados a la pena capital por el Alto Tribunal Penal iraquí por su responsabilidad en la ejecución de 148 chiítas en represalia por un atentado contra el convoy presidencial en 1982.
Este estallido de violencia, después de varias semanas sin atentados importantes en Bagdad, aparece como un desafío a las autoridades iraquíes y al ejército estadounidense, que se disponen a lanzar un nuevo plan de seguridad para la capital, desgarrada por las violencias confesionales.
Más de 17.500 soldados norteamericanos deben reforzar a las tropas presentes en Bagdad, donde también se esperan tres brigadas suplementarias del ejército iraquí. Los primeros elementos llegaron el lunes y los otros son esperados en las próximas semanas.
Según un informe publicado ayer por las Naciones Unidas, más de 34 mil civiles perdieron la vida en 2006 en Irak, un promedio de 94 muertos por día.
Por su parte, el ejército estadounidense anunció que 28 personas sospechosas de terrorismo fueron detenidas hoy en varias operaciones en el país, entre las cuales un «miembro importante de Al-Qaeda especializado en las bombas caseras», en Mosul, a 370 km al norte de Bagdad.
Por lo menos 15 personas murieron y otras 33 quedaron heridas hoy al estallar un coche bomba en el barrio popular chiíta de Sadr City, en Bagdad, bastión de las milicias del jefe radical Moqtada Sadr, dijo un portavoz de los servicios de seguridad.
La explosión se produjo cerca de un mercado muy concurrido, en este barrio del este de Bagdad, según un fotógrafo de la AFP en el lugar.
Un primer balance señalaba dos muertos y 10 heridos.