MÁS VALE SER LA VÍCTIMA QUE EL VICTIMARIO


Más vale ser la víctima
que el victimario,
porque la víctima
es un cordero inocente
que es envuelto en las garras del mal
contra su voluntad.

Eduardo Alfonso Luna Estrada
Céd. A-1-309873


Contra la víctima
va la trama de la injusticia
y le es echado encima
el manto de la maldad.

Mientras que la víctima
es ajena a lo que contra ella se fragua,
el victimario se llena de pecados,
y su mente y su espíritu son torbellinos
que como huracanes violentos le azotan,
apoderándose de él la traición.

La víctima ajena a lo que se fragua
contra ella es un juego de los elementos
es huguete de los espíritus inmundos
que se hacen dueños del victimario
y lo manejan como títere.

El mal es una maldición
o muchas maldiciones,
el victimario ejecuta su maldad
contra la víctima,
solo que la víctima
goza de todos los beneficios
y bendiciones de Dios,
el victimario se llena
de las execraciones de Dios,
no llegará a los cielos;
aunque el victimario
sea fundador de templos
y se exhiba como
que si fuera un gran cristiano,
no le vale de nada
pues tiene ganado el infierno,
a Dios nadie le engaña.

Mientras que la víctima inocente
goza de todos el amor de Dios,
pues son los victimarios
los que hacen la maldad
y el daño irreversible,
la piedad de Dios
está sobre la víctima,
Dios no maneja el mal.

Dios no puede evitar el mal,
pero premia la bondad
con infinito amor.
Dios es un faro de luz
que aunque este muy lejos
llega a quienes creen en Él,
el hombre vive su fosquedad.

No todos los hombres piensan y actúan mal,
otros no se quejen de Dios
de que no les puede hacer el milagro,
hay males tan grandes
que ni Dios con todos su poder
puede deshacer.

Los daños en la víctima
son irreversibles,
pero la injusticia
contra ella cometida
llega a Dios que será su vengador.

Más vale ser la víctima
pues esta gozará
de todos los beneficios de Dios,
mientras que al victimario
Dios se lo pagará como corresponde.
El mal no paga.