Más que dos mil millones


Es más que evidente que la falta de control territorial de parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado ha terminado en una cesión de la ejecución del poder a grupos del crimen organizado que, local o transnacional, han ubicado centros de operaciones y logí­stica en Guatemala.


La debilidad institucional ha afectado la situación al punto que, tal y como fue planteado durante la pasada campaña electoral, se crearon corredores que son ahora útiles para la comisión de cualquier tipo de hechos ilí­citos que incluyen el tráfico de estupefacientes sin que exista capacidad de reacción del Estado.

El interés del presidente ílvaro Colom, en su calidad de Comandante General de las Fuerzas Armadas, de asignar 2 mil 200 millones de quetzales en el presupuesto del 2009 para retomar el control territorial, debe ser analizado de manera más que cuidadosa por todas las implicaciones que puede tener en el futuro del Estado.

Indiscutible es la necesidad de Guatemala de hacerle frente al crimen organizado. Sin embargo, en diferentes oportunidades ha sido denunciado que la estructura financiera del Ministerio de la Defensa se utilizó como la «caja chica» de los mandatarios de turno y algunos de sus funcionarios para escudarse en el secreto que le otorga la ley.

Si el intento del mandatario es refundar una estructura protectora del Estado, como el Ejército, debe empezar protegiéndolo de riesgos que llevaron a las Fuerzas Armadas a perder la credibilidad y generar rechazo por abusos que, utilizando el secreto de seguridad nacional, han facilitado operaciones causantes de esa debilidad institucional.

El sistema de control debe ser, primero, de manera administrativa para garantizar que los recursos, sin importar la cantidad, se inviertan en la urgente necesidad de alta capacidad de movilización y comunicación; luego, deben analizarse las atribuciones que se le otorguen con este fortalecimiento económico, para evitar que se retroceda en áreas que competen a entidades civiles y que podrí­an parar cediendo espacio que no le corresponde al Ejército.

Las amenazas a las que se encuentra sometida internamente Guatemala son sumamente serias. El crimen organizado encuentra tierra fértil en un paí­s en el que el desarrollo se conceptualiza como caridad y las oportunidades son sumamente remotas. Por ello consideramos que, junto a métodos operativos de rescate del poder, se debe mantener una polí­tica determinada de beneficio social que nos ayude, inicialmente, a enfrentar la crisis económica mundial para que, posteriormente, tengamos definida la ruta al desarrollo.