Julio Donis C.
La del título es la pregunta incorrecta. Resolver cuál es la cantidad idónea de representantes parlamentarios en el Congreso atañe a un análisis previo que tiene que ver con factores como el sistema electoral guatemalteco, los mecanismos partidarios de elección y la designación de candidatos, la volatilidad del sistema partidario y su expresión de transfuguismo parlamentario; tiene que ver con aquella dicotomía que es más bien un dilema de la democracia, sobre representación o representatividad, tiene que ver con factores como el ritmo de crecimiento poblacional y el diseño de los distritos electorales, tiene que ver con la fórmula matemática para adjudicar escaños de acuerdo a proporcionalidades.
Como se ve ya desde el inicio, el tema del número de diputados no debe ser la centralidad de una propuesta de reforma electoral que se cuestione la idoneidad del mecanismo vigente de la representación de los diputados, sino el final de una discusión que es teórica y que es política. Lanzarse desbocadamente con una propuesta de «n» cantidad de diputados es aislado porque el afán de seguir modernizando el marco normativo político y electoral, debe hacerse de manera integral. Además es oportunista porque trata de obtener apoyo sobre la condición mojigata que condiciona e induce infundadamente la relación: más diputados igual a más gasto público, igual a más corrupción.
Propuesta aislada
Es aislada porque desconoce un proceso que debe concebirse de manera integral y que con seguridad será parte del trabajo tanto de la Comisión Específica de Asuntos Electorales como del Tribunal Supremo Electoral.
La edificación de un régimen democrático y representativo implica confrontar realidades que son inconsistentes y que son incongruentes, eso significa que la representación se construye desde la contradicción. Una inconveniencia es que dicha representación, debería elaborarse desde la acción partidaria, desde el funcionamiento de tales vehículos, sin embargo como sabemos, hay debilidad institucional, no hay planteamientos ideológicos sino propuestas electoreras, no hay adscripción partidaria y mucho menos lealtad y cohesión organizativa.
Inconsistencia en fórmulas
para representación
Por otro lado parece haber evidencia empírica de la inconsistencia de las fórmulas para la representación que se adjudica por el sistema electoral, por cuanto sabemos de hechos como los siguientes: la población ha crecido, hay desproporción entre el distrito de la capital y cualquier otro (no se trata de cuántos votantes viven en un distrito sino cuántos escaños elige ese distrito), la alta volatilidad de los partidos políticos relativiza la relación entre el ciudadano y su representante político, sean al Congreso o a la corporación municipal, y estamos en medio del nacimiento de una nueva institucionalidad que es el Registro Nacional de las Personas.
En este sentido, es pertinente analizar la vigencia de los mecanismos a la vez que repensamos la claridad del marco normativo. En Guatemala la Ley determina que debe haber un diputado por cada distrito y uno más por cada ochenta mil habitantes del mismo. La lista nacional corresponde al 25% de la composición de los distritos. Actualmente hay 158 diputados, de los cuales 28 son electos mediante lista nacional y el resto, es decir, 130 sobre la base de 22 departamentos o distritos, correspondiente a la división geográfica administrativa del país más el distrito metropolitano.
Listas cerradas
En el sistema electoral guatemalteco se aplica la fórmula matemática de representación proporcional de D´Hondt, para adjudicar escaños en el Congreso y para concejales municipales. Además la elección a diputados se hace por medio de listas cerradas, lo que se traduce en una votación hacia un listado de personas y no de manera personalizada, el partido propone su lista y por lo tanto el orden de preferencia de la misma.
Un ejemplo sencillo se detalla así: un votante elige entre un listado A, un listado B y uno C. Si el partido A ha salido favorecido con cinco diputados, el B con tres y el C con uno, es en ese orden que cada partido acuñará diputaciones; es decir el elector no elige personas sino un partido que es en todo caso el que elige listados en un orden determinado. El factor de proporcionalidad está dado por la aplicación de la fórmula sobre variables como número de votantes y número de escaños. Dicho método es el que entró a jugar para adjudicar las recientes elecciones.
Termino esta entrega con una reflexión y una fórmula. La primera tiene que ver con la pregunta que titula el presente; no podemos preguntarnos si conviene más o menos diputados sin antes cuestionarse las dimensiones de la representatividad política que permite la ley vigente para que votos se conviertan eficientemente en escaños.
La fórmula que es de los autores Ortiz P. y Ochaeta W. de una reciente publicación de Flacso sobre reforma política, sintetiza muy bien mis anteriores reflexiones: listas cerradas curul personal partidos débiles transfuguismo = débil representatividad.
Julio Donis
Sociólogo