La violencia se cobró la vida de 2.417 iraquíes en junio, convirtiéndolo en el mes más sangriento del año, según dijo el martes Naciones Unidas poniendo en evidencia el enorme desafío al que se enfrenta el gobierno, que lucha por combatir a extremistas islámicos que han capturado amplias franjas de territorio en el norte y el oeste.
BAGDAD Agencia AP
En las últimas semanas, combatientes del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) han liderado una ofensiva relámpago en Irak, sumiendo al país en su crisis más profunda desde la salida de las tropas estadounidenses en 2011. Esta escisión de al-Qaida controla ahora un área que va del norte de Siria hasta las afueras de Bagdad, en el centro de Irak.
Las cifras publicadas por la delegación de la ONU en Irak (UNAMI, por sus siglas en inglés) sitúan la cifra de muertes de civiles en 1.531 en junio, con 886 muertos entre las fuerzas de seguridad. UNAMI añadió que 2,287 iraquíes, entre ellos 1.763 civiles, habían resultado heridos.
Las cifras no contabilizan las bajas en la provincia de Anbar, señaló la ONU, una región controlada en su mayoría por milicianos suníes.
El segundo mes más mortal del año fue mayo, con 779 iraquíes muertos, entre ellos 603 civiles. La cifra de abril fue 750.
Los números de junio también son más altos que el pico mensual del año pasado. Naciones Unidas señaló que en julio de 2013, al menos 1.057 iraquíes murieron y otros 2.326 sufrieron heridas.
«El impresionante número de bajas civiles en un mes señala la urgente necesidad de que todos aseguren que los civiles están protegidos», afirmó el representante especial de la ONU en Irak, Nickolay Mladenov, en un comunicado.
Mladenov pidió a los rivales políticos iraquíes que «trabajen juntos para impedir los intentos de destruir el tejido social de la sociedad iraquí».
El nuevo parlamento de Irak celebra el martes su sesión inaugural. El clérigo chií más destacado del país instó la semana pasada a los legisladores a ponerse de acuerdo en un primer ministro antes de reunirse, con la esperanza de evitar meses de negociaciones que podrían desestabilizar más al país.
Por su parte, el EIIL ha anunciado la creación de su propio gobierno, o califato, gobernado por la ley islámica. El grupo proclamó califa a su líder, Abu Bakr al-Baghdadi, un ambicioso miliciano iraquí por el que Estados Unidos ofrece 10 millones de dólares, y reclamó que los musulmanes de todo el mundo le jurasen lealtad.
Con fuerza bruta y cuidadosa planificación, el grupo extremista suní —que dijo que cambiaría su nombre a simplemente Estado Islámico— ha logrado borrar en la práctica la frontera entre Siria e Irak y sentar las bases de su proto estado. Por el camino ha combatido a rebeldes sirios, milicias kurdas y a los ejércitos sirio e iraquí.