Más crí­menes, menos capturas


El Procurador de los Derechos Humanos ha lanzado una importante voz de alerta al indicarnos que en los primeros tres meses del presente año la Policí­a Nacional Civil ha capturado a 73 personas por distinto tipo de homicidios, en tanto que el año pasado, en este mismo gobierno, se procedió a la detención de 123 personas por esa clase de delitos, lo cual significa que hay una drástica reducción en la eficacia policial para perseguir a los criminales que le quitan la vida a alguien.


Los voceros oficiales dicen que esa situación es resultado de que hay menos homicidios que el año pasado, lo cual estadí­sticamente resulta muy discutible, y porque ahora las capturas se hacen más fundamentadas que antes para que tengan efecto judicial. La verdad monda y lironda es que en Guatemala se puede disponer de la vida de cualquiera sin temor a que el peso de la Ley le caiga al asesino o al homicida, puesto que la seguridad ciudadana y la justicia no forman parte de la lista de prioridades de este gobierno. Es de apreciar el trabajo que hizo la oficina del PDH para evaluar de esta forma tan concreta el rendimiento de la Policí­a Nacional Civil y no se puede dejar de observar que a estas alturas llevamos dos meses sin que se nombre a nadie para dirigir la PNC, lo cual explicará en buena medida la crisis porque antes de esto tení­amos jefes que estaban más ocupados en delinquir ellos mismos que en proteger a la ciudadaní­a y ahora no se atina ni a un proceso efectivo de reforma ni a siquiera designar mandos eficientes que entiendan los desafí­os de la seguridad ciudadana. La necesidad de contar con una policí­a de investigación que tenga conocimientos técnicos y recursos para perseguir a los delincuentes y que sea el complemento de una fuerza pública orientada a la prevención, es algo que salta a la vista, pero en lo que no reparan nuestras autoridades. Poco importa en el fondo si esa policí­a técnica que haga trabajo de investigación depende del Ministerio Público o de la PNC, puesto que lo urgente es disponer de un contingente de personas preparadas para utilizar recursos modernos para luchar contra la impunidad que es terrible en el paí­s y que en buena medida se explica por esa incapacidad para capturar a los asesinos, no digamos a otro tipo de delincuentes que se dedican a robar, ya sea a los parroquianos en las calles o al erario mediante la corrupción y aquellos que con cuello y guante blanco despojaron a confiados clientes de sus ahorros depositados en bancos que quebraron. En vez de excusas, es hora de que nos den resultados.