«Cuando surjan señales incontestables de una recuperación (económica), habrá que poner fin rápidamente a esas medidas de estímulo», dijo el director general del BPI, Jaime Caruana, en la asamblea general de esta institución con sede en Basilea (Suiza), que opera como «banco central de los bancos centrales».
«Sus efectos inflacionistas (…) podrían perturbar desde ya los mercados de deuda soberana, lo que podría poner gravemente en cuestión la amplitud de las intervenciones de los poderes públicos y obligar a estos a retirarse precipitadamente», advirtió Caruana.
Los programas de estímulo adoptados desde el estallido de la crisis financiera en septiembre de 2008 han alcanzado el equivalente del 5% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
Sin embargo, el BPI advirtió que para que haya una salida a la crisis primero debe sanearse por completo el sistema financiero. Para ello, el instituto considera que los bancos deben seguir deshaciéndose de sus activos «tóxicos» y restablecer sus fondos propios.
El jefe del BPI preconizó que las instituciones financieras en quiebra puedan ser desmanteladas. Según Caruana, tales medidas están siendo abordadas actualmente en el Consejo de Estabilidad Financiera, una agencia mundial de supervisión creada por el G20 el pasado abril en Londres.
Según ese Consejo, la situación financiera parece estar estabilizándose.
«Hemos encontrado más o menos el nivel en el que estábamos antes (de la quiebra del gigante bancario estadounidense) Lehman, pero aún no hemos vuelto al nivel de antes de la crisis», explicó el sábado su presidente, Mario Draghi.
Para Caruana, postergar el fin de la intervención del sector público en la recuperación económica «no haría más que perennizar las distorsiones de la competencia», aunque reconoció que será difícil elegir entre una salida precoz y una salida tardía.
«Una retirada precoz sería peligrosa», pero «sería aún más peligroso retirarse demasiado tarde y demasiado lento», según el jefe del BPI.
Tras los programas de reactivación y las intervenciones de los bancos centrales en los mercados monetarios, el director general constató que han aparecido recientemente «signos de proteccionismo y de una preferencia nacional más acentuada».
En algunos países, los planes de reactivación han «reforzado las distorsiones», lo que podría perjudicar el comercio internacional, según Caruana. «Hay que evitar cualquier medida que pueda resultar proteccionista», insistió.
Una vez saneado el sistema bancario y cuando se recupere un crecimiento estable, el BPI recomienda reducir los gastos públicos y elevar los impuestos.
En sus últimas previsiones, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pronosticó para sus 30 países miembros una caída del PIB del 4,1% en 2009, y una recuperación al año siguiente con un crecimiento del 0,7%.