El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal. Aristóteles
Recuerdo escasamente las oportunidades en las cuales la indignación e impotencia me han afectado, cuando la rabia al punto del llanto en ese sentimiento reprimido me ha dejado pensando y repensando ¿Qué sucede? Y ¿Por qué sucede?
Las ideologías o los sistemas económicos no se pueden imponer, pretenderlo ha demostrado a lo largo de la historia que la imposición viene acompañada de opresión, destrucción, dolor y muerte.
La potente bomba del último fin de semana en Islamabad, viene a desnudar una vez más, como el radicalismo más profundo de la imposición por la fuerza cobró la vida de inocentes, que por el hecho de pretender cenar, pasar una noche o realizar cualquier otro tipo de actividad, simplemente tuvieron que pagar con sus vidas.
Un periodista extranjero llego a aseverar: «Ningún terrorista, en ninguna parte del mundo puede decidir en qué hotel me puedo hospedar».
Y es que el tema de lo acontecido en Pakistán, habrá que leerlo, como lo he planteado en múltiples oportunidades, entre líneas.
Si me lo permite, en primera instancia el origen étnico, político, militar, económico y religioso desde la conformación de esta joven nación. Asimismo, habría que interesarse por descubrir su relacionamiento con su hermana nación vecina, la India, y la lucha constante de ambos lados de las fronteras por combatir el extremismo religioso que las golpea; habrá que observar una peculiaridad en comparación a otros conflictos con raíces religiosas, los extremismos difieren uno del otro, por la visión monoteísta de un lado y la politeísta del otro. Como dato, India y Pakistán se encuentran entre los 10 países más poblados del mundo y en conjunto tienen una extensión territorial de 4 millones de kilómetros cuadrados.
Al analizar la situación compleja de Pakistán, se tendrá que tener en consideración su capacidad nuclear, su relación política con la India, el diferendo por la Cachemira que los ha llevado al punto de un conflicto de impredecibles consecuencias. Así mismo su cercanía con un ámbito influenciado por otros conflictos difíciles y que inciden directa o indirectamente, Afganistán e Irán.
El magnicidio perpetrado en contra de Benazir Bhutto, lanzó por los aires la esperanza de la resurrección de la reconciliación, algo impensable, una mujer formada en occidente en el cargo más importante de Pakistán.
Por eso, más allá de la lamentable situación salida de una película apocalíptica, lo que vendrá en Pakistán deberá analizarse con detenimiento. Algunos expertos consideran que la verdadera lucha contra el terror se librará en ese territorio.
En lo personal, apuesto, como punto de partida, el fortalecimiento de las instituciones democráticas pakistaníes, la moderación, el diálogo, la apertura, la reconciliación interna y externa, son recetas que coadyuvarán en el esfuerzo por encontrarle una lógica a la lucha contra el terror, como el que sentí el día lunes cuando vi los videos y fotografías de la explosión del hotel… me hicieron comprender una vez más que al terror se le combate con lógica, que al miedo que infunde, se le combate con lógica, que la razón es la única arma con la que se cuenta frente a la barbarie y el miedo.
No hay que dejar del lado de este análisis político, el análisis social y económico, afinar los mecanismos democráticos conlleva inversión social, en Pakistán no se puede postergar el desarrollo humano, hacerlo es condenar al círculo vicioso de pobreza, desesperación y terror a una nación que merece todo lo mejor.
Prometo presentarles un estudio que realice hace algún tiempo sobre el conflicto entre India y Pakistán sobre la Cachemira y que me parece es un elemento clave a considerarse.