Nos dejaron perplejos con su actuación en el mundial de Brasil, jugaron un papel impecable y sorprendente para los que conocemos bien la calidad tradicional del futbol centroamericano. Esos ticos a quienes les guardamos un tanto de recelo y envidia, nos hicieron vibrar y gritar de emoción y de tristeza al verlos perder ese juego de cuartos de final, haciéndonos sentir más que antes (y más que nunca, quizá) verdaderos centroamericanos. Sin embargo, el futbol es solo una de las cosas que tenemos por aprender de este país pequeño en extensión territorial pero grande en ideas y resultados.

Costa Rica le ha apostado al crecimiento económico de su nación, a través de la búsqueda de inversión en su país, creando estratégicamente un entorno favorable para la atracción de capital y llegando a ser según el World Economic Forum el tercer puesto de América Latina en cuanto a la facilidad para hacer negocios. El auge en las inversiones ha favorecido su economía a tal punto que el país se perfila para ingresar próximamente a la OCDE.
Además de esto, se ha enarbolado la bandera  del desarrollo sostenible y explotado el potencial ecológico a través de la venta de bonos de carbono, de la que son sin duda pioneros, y la agregación del tema ambiental en aspectos determinantes para el país. Tal es el caso del ecoturismo, industria que ha sido aprovechada y explotada por Costa Rica, más ahora que el tema ha experimentado un boom alrededor del mundo. Esto ha favorecido el flujo de turismo en esa nación y se ha convertido en una de sus fortalezas económicas.

Aunque algunos de sus políticos no han escapado de la tentación de la corrupción, el sistema de justicia ha funcionado y, de alguna manera, presionado al sistema, al punto de quebrar –aunque no por sí solo, sino con la participación de una nueva generación política-, el sistema político bipartidista, que se venía agotando con el tiempo.

No obstante, es necesario resaltar que su principal estrategia, y quizá la que debiese ser más elemental para todos los países, es la apuesta por la educación de sus habitantes. Según el Reporte de Competitividad Global 2013-2014, del World Economic Forum, Costa Rica es, en América Latina, el país con mayor calidad en su sistema educativo. Ocupa el puesto 20 a nivel global, seguido en la región por Chile (quien se encuentra en el puesto 74) y superando a Estados Unidos por cinco puestos (si usted se lo está preguntando, Guatemala ocupa el puesto 135). Así, Costa Rica ha llegado a alfabetizar al 97% de su población, según el Banco Mundial.
El alto nivel educativo de los costarricenses ha hecho posible incursionar en mercados nuevos como el ensamble de tecnología, industria en la que, al día de hoy, Guatemala verdaderamente no podría competir, debido a la falta de tecnificación de su mano de obra.
Sin lugar a dudas, y sin afán de hacer de menos a Guatemala, Costa Rica va en la línea del desarrollo por delante de nosotros y a una enorme distancia. No es que sea un país ideal, pero he de reconocer sus enormes logros. No se trata de tamaño, no se trata de ubicación, no se trata ni siquiera de futbol. Se trata de visión y de estrategia, de hombres y mujeres que han pensado la nación de una forma distinta y creído que, a pesar de los factores que les juegan en contra, Costa Rica puede jugar a ganar en el desarrollo, la competitividad y ¿Por qué no? Hasta en los mundiales de futbol.