Martinica y Guayana votan «no»


La gente pasa por vallas publicitarias de los partidos polí­ticos participantes en el referéndum sobre el estatuto y los cambios constitucionales en el territorio de Guayana y Martinica. AFP PHOTO JODY AMIET

Los electores de Martinica y Guayana dijeron claramente «no» el domingo a un incremento de la autonomí­a de estos departamentos de ultramar franceses, que les fue propuesto en referendos organizados a pedido de la mayorí­a de sus autoridades locales.


El voto por el «no» tuvo 69,8% en la Guayana, con una participación limitada a 48,16%, y registró 78,9% en Martinica, con una participación de 55,35%, según los resultados anunciados este lunes por el ministerio de Ultramar.

Estos resultados ponen en evidencia la desconfianza de la población ante un sistema institucional que remite a una ley orgánica ulterior el contenido exacto de eventuales nuevos estatutos.

En la Guayana, sus cuatro parlamentarios así­ como los presidentes del consejo regional y del consejo general, todos de izquierda, habí­an llamado a votar por el «sí­».

El resultado del domingo tendrá consecuencias importantes sobre las elecciones regionales de marzo, sobre todo en Martinica, donde el presidente del consejo regional, Alfred Marie-Jeanne (Movimiento Independentista), también habí­a llamado a votar «sí­».

Este referéndum no se realizó en Guadalupe, el otro departamento francés de las Antillas, porque sus responsables prefirieron esperar que se calme el clima social, tras la huelga general de 44 dí­as y los disturbios de un año atrás.

Es evidente que los partidarios de un incremento de la autonomí­a no lograron convencer a los electores de las virtudes de una mayor autonomí­a para garantizar más eficazmente el desarrollo local y satisfacer todas sus necesidades cotidianas (transporte, vivienda, empleo, costo de la vida).

Buena parte de la campaña se hizo sobre el temor a perder las conquistas sociales, sobre todo en Martinica, mientras que lo que depende de la protección social deberí­a continuar bajo la responsabilidad del Estado.

También se expresaron en este referéndum el temor a perder los importantes fondos europeos que reciben actualmente Martinica y la Guayana, «regiones ultraperiféricas» de la Unión Europea, y el miedo a ser «abandonados» por la metrópoli, a pesar de las garantí­as del presidente francés Nicolas Sarkozy al respecto.

Los electores debí­an responder si querí­an que su departamento (y región) de ultramar, sometido a las mismas reglas jurí­dicas que la metrópoli, pasara a ser regido por el artí­culo 74 de la Constitución, lo que lo hubiera convertido en una colectividad de ultramar que podrí­a gozar de una mayor autonomí­a.

Axel Urgin (Partido Socialista) consideró que «la presidencia de la República mantuvo zonas a oscuras».

Nicolas Sarkozy constató que hubo una «respuesta negativa clara». «Esta elección muestra el apego de los guayaneses y los martiniqueños a un estatuto que sea cercano al de las colectividades de la metrópoli, reafirmando el estrecho ví­nculo que los une a la República» francesa.

El ministro del Interior, Brice Hortefeux, y su colega de Ultramar, Marie-Luce Penchard, consideraron que «con esos resultados, los electores manifestaron el deseo de cerrar por mucho tiempo» el debate sobre una mayor autonomí­a. También los llamaron «a permanecer movilizados para expresar su elección definitiva».

El 24 de enero, guayaneses y martiniqueños tendrán que pronunciarse sobre la eventual instauración de una colectividad única, en lugar del consejo general y del consejo regional de sus regiones monodepartamentales, regida por el artí­culo 73 de la Constitución.