Mariscos y ostras: las próximas ví­ctimas


Un trabajador de la petrolera BP muestra un cangrejo rescatado de la Marea Negra en la Isla Elmer, Louisiana. FOTO LA HORA: AFP Joshua Drake

Mientras la marea negra avanza lentamente por los humedales de Luisiana y los célebres viveros de ostras, los restaurantes de mariscos se preguntan con desazón cuál será el impacto del desastre en sus negocios gastronómicos.


En el Big Easy ubicado en el animado French Quarter, los platos llevan aún abundantes ostras deliciosas, jugosos langostinos y la rosada carne de cangrejo, todo servido con una generosa dosis de la clásica hospitalidad local y a un precio razonable.

Pero mientras músicos de jazz levantaban el ánimo, la única pregunta en boca de todos es «por cuánto tiempo» más. Mientras, el petróleo sigue saliendo a borbotones de un pozo que hizo explosión a unos ochenta kilómetros de Luisiana hace más de un mes.

«No estarí­an sirviéndolo si no fuese seguro», indicó Eric Bateman, 28 años, un nativo de San Francisco que degusta un delicioso plato de ostras a las brasas con su mujer en el Acme Oyster House.

«Estoy muy contento de haber venido antes de que todo esté afectado», Nicky Bateman le dijo mientras manducaba con felicidad, indicando que seguramente el precio del menú se va a disparar.

El departamento de pesca y vida salvaje de Luisiana extendió su prohibición para zonas de pesca deportiva y comercial mientras el derrame se expande por las aguas costeras.

Largas franjas del Golfo de México están cerradas y los expertos advierten que el petróleo tóxico podrí­a impactar la industria de la pesca en los próximos años.

Los cinco estados del Golfo -Texas, Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida- producen casi el 16% de toda la producción de pesca marina de Estados Unidos.

La mayor porción de la cosecha del Golfo es camarón, que representa más del 90 por ciento de la producción doméstica y juega un papel clave en la tradicional comida local, incluyendo mariscos y jambalaya.

Luisiana también provee un tercio de las ostras del paí­s y los propietarios de los restaurantes y otros proveedores en la región ya comenzaron a pagar precios más altos.

Los mayoristas que compraban en los muelles cercanos están ahora importando pescado de otras partes del paí­s y de lugares lejanos como América del Sur.

«Intentamos quedarnos con productos autóctonos en esta zona», dijo Steve Sjonkoff, un vendedor del Luisiana Seafood Exchange, uno de los mayoristas que abastece a varios restaurantes.

«Si nos vemos obligados a ir a otras zonas, entonces, iremos y eso es lo que vamos a vender», le dijo a la AFP.

«Estoy seguro de que los restaurantes no van a cerrar porque no estén sirviendo carne de cangrejo de Luisiana».

Pero mientras su compañí­a está dispuesta a salir de su región para comprar camarones, cangrejo y otros pescados finos para comercios y mercados locales, Shonkoff considera que será difí­cil hacer lo mismo con las ostras y que pocos mayoristas lo harán.

«No hay otras ostras como las nuestras», dijo con orgullo.

Algunos restaurantes ya han retirado a las ostras del menú por el alza de los precios mientras que otros han aumentado sus ofertas de cigala, caimán y pez gato, delicias frescas que quedarí­an a salvo del derrame.

«Por ahora hemos intentando absorber el costo de los aumentos», dijo Gary Wollerman, propietario de GW Fins, un distinguido restaurante de mariscos del French Quarter.

En las últimas semanas, el restaurante comenzó a agregar en su menú cada vez más y más pescados importados o de granja.

Ha significado todo un cambio para el chef titular, que le dijo a Wollerman sorprendido:»es un poco raro ver que el pescado fresco que tuve en la cocina fuese de Alaska».

BP Crisis existencial


Un alto funcionario estadounidense advirtió el domingo que el derrame de crudo en el Golfo de México representa una «crisis existencial» para British Petroleum (BP) y dijo no poder asegurar que esa corporación petrolera pueda resolver el desastre.

«No tengo dudas de que BP esté haciendo todo lo posible para intentar resolver el problema porque esto representa una crisis existencial para una de las compañí­as más grandes del mundo», dijo el secretario de Interior estadounidense, Ken Salazar, durante una conferencia de prensa.

«Â¿Si tengo confianza en que saben exactamente lo que están haciendo? No totalmente», añadió.

Salazar indicó que el gobierno intervendrí­a si fuera necesario.

«Si vemos que (BP) no está haciendo lo que deberí­a intervendremos para asegurarnos que se esté haciendo todo lo posible para proteger a las personas de la costa del Golfo (de México), los valores ecológicos y los valores de los estadounidenses», agregó.

Salazar apuntó que el gobierno envió a un equipo de cientí­ficos «estrella que actualmente llevan a cabo una operación del tipo de Apollo 13» a la sede de BP en Houston (Texas, sur de Estados Unidos).

La mejor opción por el momento es el procedimiento conocido como «top kill» mediante el cual se inyecta densos fluidos de perforación en la dañada tuberí­a, dijo Salazar.

Programada originalmente para comenzar el domingo, esta operación fue aplazada hasta el miércoles por la complejidad de colocar el equipamiento 1.500 metros por debajo del nivel del mar, algo nunca antes hecho a estas profundidades.

«Si «top kill» da resultado podremos avanzar hacia lo que es necesario, un programa que se encargue del petróleo derramado y de proteger los recursos ecológicos del Golfo (de México)».

«Si «top kill» fracasa tendremos que avanzar hacia otros planes que serán llevados a cabo rápidamente».

Desde una explosión el 20 de abril en una plataforma petrolera de BP, al menos unos 5.000 barriles de crudo son vertidos diariamente en las aguas del Golfo de México.

Expertos independientes han advertido que el tamaño real del derrame podrí­a ser hasta diez veces mayor.

Salazar dijo que los más experimentados cientí­ficos de la nación también están trabajando para calcular el impacto del derrame de forma más precisa.

El gobierno de Barack Obama fue blanco de crí­ticas opositoras el domingo cuando la ex candidata vicepresidencial republicana Sarah Palin tiene fuertes lazos con las compañí­as petroleras.

Las petroleras «apoyaron al presidente Obama en la campaña electoral y lo apoyan todaví­a hoy», dijo Palin a la cadena Fox News. Palin dijo lamentar que los grandes medios estadounidenses no examinaron ese tema.

«Si hubiera sido el presidente Bush o cualuier otro republicano quien hubiera recibido las contribuciones que Obama recibió de BP y de otras petroleras, los grandes medios hubieran echado mano al tema», dijo Palin.

BP realizó contribuciones a polí­ticos por 3,5 millones de dólares en los últimos 20 años. El aporte individual más grande fue a Obama con 77.051 dólares, segúm un centro de estudios de Washington.

La Casa Blanca respondió inmediatamente a Palin y sus comentarios sobre los lazos entre Obama y las petroleras.

«No creo que las compañí­as petroleras consideran como un gran aliado a la administración de Obama», dijo el vocero de la Casa Blanca Robert Gibbs a la red CBS. Agregó que BP deberá pagar «hasta el último centavo» por el daño causado.