Continúo con el artículo del Mariscal Zavala en atención a variados comentarios a los que hago aquí referencia y para ampliar algunos aspectos interesantes de nuestra historia así como dudas que quiero compartir.
La audacia de José Víctor Zavala quedó patente cuando arrebató la bandera de los filibusteros; esa enseña se consideró una especie de tesoro nacional o al menos del Ejército de Guatemala ¿Dónde está? Debería ocupar lugar privilegiado en el museo militar o de Historia. Por otro lado los países de Centro América se mantenían en constantes guerras, la mayoría de ellas eran provocadas por los gobernantes de ideologías opuestas: liberales y conservadores. Así vemos a Morazán combatiendo a Carrera; El Salvador y Honduras contra Guatemala. La Batalla de La Arada, la toma de Omoa en Honduras, etc. Sin embargo, inesperadamente, en 1857 esos ejércitos se unieron para combatir al invasor gringo.
William Walker actuaba por su cuenta y riesgo, no tenía relación alguna con el gobierno ni la política estadounidense que por entonces estaba hirviendo en los preparativos de la Guerra de Secesión. Nicaragua era acaso el país de Centro América que más sonaba en los Estados Unidos pues competía con ventaja respecto a Panamá como paso transoceánico, servía de puente para el transporte de la costa este hacia el oeste, de New York a San Francisco. Los barcos llegaban a la desembocadura del río San Juan, atravesaban el río y el gran lago y el tramo por Rivas era bien corto; en San Juan del Sur tomaban el barco que por el Pacífico llegaba a las costas de California. Este negocio, dominado por el Comodoro Cornelius Vanderbilt, fue muy próspero hasta que se concluyó la red ferroviaria hacia el oeste y luego a principios del siglo XX el Canal de Panamá.
Walker representaba el prototipo del “gringo”: rubio, delgado, de ojos grises. Oriundo de Tenesí era de familia puritana y de allí su extrema austeridad (no se le conocían vicios); fue médico, abogado y periodista. Tenía una inteligencia, sagacidad y liderazgo dignos de mejores causas. Melancólico y excéntrico rayando en la paranoia. En el mejor estilo de Hernán Cortés o Francisco Pizarro (solo que tres siglos y medios después) se le ocurrió, con menos de 70 reclutas -vagabundos y fanáticos del “destino manifiesto”- invadir territorios al sur de la frontera y crear su propia república con características de los estados sureños (independencia política, esclavitud, predominio blanco, etc.). Primero invadió Sonora y Baja California en México y al ser expulsado vino a Centroamérica. Aquí las peripecias de Walker en poco menos de cinco años no serían creíbles si surgieran de la imaginación de un novelista; en todo caso resultó “electo” presidente de Nicaragua en 1856 a sus 32 años.
Acudieron las tropas centroamericanas; los del “triángulo norte” por un lado y los costarricenses por el sur. El soldado Juan Santamaría se consagró como héroe nacional de Costa Rica porque en valiente acción prendió fuego a un edificio donde estaban acuartelados los filibusteros que huyeron. Así premian los ticos a su héroe pero los guatemaltecos apenas recordamos a Zavala que tomó la bandera filibustera en medio de las balas.
Resumo notas de otros lectores: Anteriormente la Brigada se llamaba “El Aceituno”. Desconozco la razón. Otro recuerda que en el edificio de la brigada hay unas pinturas que reproducen precisamente estas batallas de Nicaragua. Uno resalta en Zavala los valores que deben inspirar a los militares. Bueno, de eso se trata, de formar soldados y oficiales dignos, respetuosos de la ley, valientes y sobre todo que amen a la patria.