Marea negra amenaza con una catástrofe


Un bote de la empresa Deepwater Horizon intenta recoger parte del petróleo que se derramó en aguas del Golfo de México, frente a las costas de Nueva Orleans. FOTO LA HORA: AFP CHRIS GRAYTHEN

La marea negra provocada por el naufragio de una plataforma petrolera en el Golfo de México amenaza hoy con contaminar los frágiles pantanos de Luisiana, en el sur de Estados Unidos, tras estimarse que la fuga de crudo es cinco veces más grande que lo estimado.


Una semana después del accidente, los guardacostas estadounidenses anunciaron la tarde del miércoles una nueva fuga de crudo, estimando en «más de 5.000 barriles por dí­a (800.000 litros)» el volumen de petróleo que se vierte en el mar.

Un ejecutivo de la petrolera BP concordó este jueves con las estimaciones del gobierno estadounidense en que el escape de crudo podí­a ser de unos 5.000 barriles/dí­a (800.000 litros), mucho más que lo previsto.

«Yo dirí­a que el rango se sitúa entre uno y 5.000 barriles por dí­a», declaró Doug Suttles interrogado por la cadena NBC.

El gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, solicitó ayuda federal de urgencia para proteger la costa, tomando en cuenta informaciones «según las cuales una parte de la napa llegará a las costas de Luisiana antes de lo previsto», amenazando al frágil ecosistema con una catástrofe de grandes proporciones.

Una parte de la napa de petróleo, que tiene 965 km de circunferencia, se separó del resto y podrí­a alcanzar directamente este jueves a una reserva natural sobre la costa debido a los vientos fuertes en la zona, dijo Jindal citando informes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).

Barreras flotantes fueron desplegadas cubriendo unas 20 millas náuticas frente a las costas de Luisiana para intentar contener el petróleo. Pero, según el gobernador, son insuficientes y harí­a falta desplegar más.

Una flotilla desplegada por los guardacostas y por BP logró rodear parte de la napa y atraparla entre las barreras flotantes. Una «pequeña boya» fue enviada de inmediato al interior de esa mancha e inició un fuego con éxito, según los guardacostas.

Pero un cambio en la dirección de los vientos amenazaba con anular los efectos de este ensayo de incendio «controlado».

En el pasado, intentos similares tuvieron éxito en quemar entre el 50 al 90% del petróleo atrapado. Los equipos tienen la intención de continuar con los incendios en los próximos dí­as.

Pero incendiar la mancha de petróleo también trae nuevos problemas ambientales, despidiendo enormes nubes de humo negro tóxico hacia el cielo y dejando residuos aceitosos en el mar, por lo cual estas operaciones deben ser constantemente monitoreadas.

El objetivo de la operación es proteger el ecosistema de la costa y los pantanos de Luisiana, santuario para la fauna, en particular para las aves acuáticas.

Los otros estados de la región -Florida, Alabama y especialmente Mississippi- temen que la napa de petróleo afecte sus playas y contamine sus zonas pesqueras, cruciales para la economí­a local.

Criadores de camarones de Luisiana presentaron una demanda contra BP para obtener un resarcimiento de cinco millones de dólares, indica el texto que obtuvo la AFP este jueves.

La demanda fue presentada el miércoles por la noche por «negligencia» y «contaminación». Sólo dos criadores de camarón se identificaron de inmediato pero se trata de una «demanda colectiva», lo que significa que muchos demandantes se sumarí­an, precisa el documento.

La plataforma «Deepwater Horizon», propiedad de la sociedad Transocean, contení­a 2,6 millones de litros de petróleo en depósito y extraí­a cerca de 1,27 millones de litros por dí­a.

La plataforma se hundió dos dí­as después de producirse el pasado 20 de abril una explosión y un posterior incendio a bordo. Once personas se reportan aún como desaparecidas.

El martes fallaron los intentos de sellar dos filtraciones en un oleoducto que conectaba la plataforma petrolera a la fuente de origen, a pesar de una operación de cuatro submarinos robotizados a 1.500 metros de profundidad.

Los pantanos de Luisiana y su rica vida animal en peligro por derrame

La marea negra que amenaza las costas de Luisiana (sur de Estados Unidos) podrí­a provocar una catástrofe ecológica de grandes proporciones debido a las particularidades de la región, que concentra el 40% de los pantanos costeros estadounidenses y un sector pesquero floreciente.

Todo derrame de petróleo en el mar es destructor, pero la geografí­a del delta del Mississippi y su frágil ecosistema la convierten en una región particularmente vulnerable, según los expertos.

Los temores se multiplicaron por el hecho de que una semana después de la explosión y el naufragio de una plataforma petrolera en el Golfo de México se ignora cuándo se podrá controlar la fuga de crudo, estimada en más de 5.000 barriles (800.000 litros) vertidos al mar a diario.

«No alcanzará con un puñado de voluntarios para limpiar la playa», subrayó LuAnn White, directora del centro de salud pública aplicada al medio ambiente de la Universidad de Tulane, en Nueva Orleans.

«Hay kilómetros de pantanos costeros a los que sólo se puede llegar en barco y que son muy delicados», explicó.

La marea y el viento pueden llevar la capa de petróleo a hundirse profundamente en los pantanos, y en la reserva de fauna silvestre de Pass-a-Loutre, que se interna en el golfo.

El simple hecho de llegar hasta las zonas afectadas puede llevar horas y, una vez en el lugar no hay tierra firme para pisar, sin hablar de establecer un cuartel general de emergencia.

La experiencia muestra que los incendios controlados del crudo en el mar podrí­an ser la mejor solución, dada la dificultad de limpiar los pantanos, estimó White.

Los pantanos costeros hierven de vida: alimentados por los ricos sedimentos del Mississippi, rebosan de peces y crustáceos y abundan las ostras. Constituyen además una importante etapa para las aves migratorias.

Para los mamí­feros y los peces, si su pelaje o plumaje resulta manchado con petróleo pueden morir por sofocación o hipotermia. En una costa rocosa los voluntarios pueden capturarlos para limpiarlos, pero eso es más difí­cil en los pantanos.

En cuanto a las tortugas marinas, aligátors, delfines o ballenas, pueden inhalar o ingerir el petróleo cuando suben a la superficie para respirar, o al alimentarse de presas ya manchadas, corriendo el riesgo de sufrir inflamaciones, lesiones internas u otras complicaciones.

Aunque el petróleo flota en la superficie, algunos hidrocarburos se depositan en el fondo y crean un entorno tóxico que puede matar las larvas de peces y de otros animales marinos.

«Si eso continúa durante meses, como temen algunos, habrá muchas otras consecuencias», advirtió Tom Minello, especialista en medio ambiente de la agencia federal oceánica y atmosférica (NOAA).

Las toxinas podrí­an matar a los vegetales que fijan los sedimentos y les impiden dispersarse en el océano.

«Uno de los aspectos más peligrosos de todo esto es que el petróleo podrí­a depositarse en algunos hábitats costeros, lo que tendrá efectos a largo plazo sobre los recursos de nuestra pesca», explicó Minello.

Sin esperar la marea negra, criadores de camarones de Luisiana ya presentaron una demanda contra BP, a cargo de la explotación de la plataforma accidentada, para obtener un resarcimiento de cinco millones de dólares.

Luisiana es de lejos el primer productor estadounidense de camarones, cultivados en inmensas explotaciones costeras.

«Este accidente prueba que la industria petrolera en el mar es contaminante, peligrosa y mortí­fera», aseguró por su parte Aaron Viles, de la asociación ecologista Gulf Restoration Network.