Cuando uno se entera que hay contingentes de gente armada que está deteniendo a los pilotos que quieren trabajar para impedir el desabastecimiento de combustible en la ciudad, se da cuenta de que aquí hay un mar de fondo y que, en efecto, existen intereses políticos para crear un mal ambiente a menos de un mes de las elecciones. Y es que como bien dice la Municipalidad de Guatemala, si el reglamento que está siendo cuestionado tiene seis meses de estar vigente y de ser aplicado, por qué ahora es que se realizan medidas de hecho que afectan a toda la población.
Hace unos días, cuando se produjo el robo de un bus escolar y los alumnos fueron llevados de Chimaltenango al cementerio de Bárcenas, donde fueron abandonados gracias a Dios sanos y salvos, pensamos que ese incidente hay que verlo en su justa dimensión y entender que es una acción política, puesto que para empezar no es fácil robarse un vehículo con tantos niños adentro y habiendo tantos más tentadores circulando por todo el país, resulta en extremo extraño que los asaltantes se decidieran por cometer un crimen con tan alto grado de dificultad, salvo que la intención hubiera sido otra que la de robar el transporte y más se hubiera querido enviar un mensaje de terror a la población.
En ese mismo sentido nos preocupa seriamente lo que está pasando ahora con el transporte pesado porque nos sirve para ver que en los días que faltan a las elecciones viviremos muchos momentos de zozobra porque alguien está interesado en crear problemas serios con el fin de desestabilizar a la población, de manera que sienta exacerbados los problemas que ya son parte de nuestra vida cotidiana.
El transporte pesado tiene prohibición para ingresar a la ciudad en las horas pico de tránsito, con la finalidad de evitar que sean mayores los atascos y congestionamientos. Durante seis meses, con una que otra molestia, los transportistas aceptaron esa reglamentación, aunque sí se quejan de actitudes discriminatorias porque, por ejemplo, los camiones mezcladores de cemento pueden circular tranquilamente, mientras que los que abastecen de otros productos no. Algo raro debe haber para que se den esas disparidades y eso lo deberá explicar la Municipalidad, pero indudablemente que la medida ha repercutido favorablemente para la población y eso es lo que al final cuenta.
El uso de distinto rasero es algo que se puede discutir y aclarar sin necesidad de llegar a paros y por ello es que creemos que los políticos tienen que dejar de utilizar esos problemas para llevar agua a sus particulares molinos, porque nos están haciendo daño a todos los habitantes del país con actitudes que muestran de qué son y serán capaces.