Los ex rebeldes maoístas de Nepal obtenían hoy una rotunda ventaja en las elecciones legislativas que deben conducir a la proclamación de una república en este pequeño reino del Himalaya, tras el recuento de un tercio de los votos.
Con 209 de los 601 escaños de la nueva asamblea constituyente atribuidos, los ex rebeldes maoístas obtenían 91 y se situaban en cabeza en otras 20 circunscripciones, informó la comisión electoral.
«Nos ha sorprendido parcialmente el resultado. Sabíamos que contábamos con un fuerte apoyo de la población, pero no habíamos imaginado una victoria a esta escala», declaró el líder maoísta Chandra Prakash Gajurel.
«El país se dirige hacia el nuevo sistema», celebró, al tiempo que advertía de que el rey y sus aliados podían aún intentar impedir este proceso.
«El mayor desafío podría venir de las fuerzas reaccionarias que podrían intentar perturbar la situación postelectoral de seguridad interna en el país», agregó.
En la lista de escaños escrutados, el Partido del Congreso, el principal del país, se había adjudicado 27 escaños y podía obtener cinco más, informó la comisión electoral, precisando que el Partido Comunista de Nepal Unificado Marxista-Leninista disponía de 23 escaños y llevaba la cabeza en 10 circunscripciones.
Los otros partidos obtuvieron o estaban a punto de obtener 30 escaños.
La asamblea Constituyente que resulte de estos comicios contará con un total de 601 diputados designados al término de unas elecciones complejas que combinan los sistemas proporcional y mayoritario.
Los resultados completos de las 240 circunscripciones designadas por sistema mayoritario no se conocerán hasta dentro de varios días, sobre todo teniendo en cuenta que en algunos colegios electorales será necesario repetir la votación. Por su parte, los escaños atribuidos por sistema proporcional tardarán aun más tiempo.
Pero al final, los maoístas «podrían obtener entre 30 y 40% de los escaños, convirtiéndose claramente en el partido más fuerte, aunque por debajo de la barrera del 50%», predijo Rhoderick Chalmerts del International Crisis Group, un influyente grupo de reflexión especializado en la resolución de conflictos.
«Para sorpresa de muchos, incluidos los propios maoístas, han pintado Nepal de rojo», escribía el diario Kathmandu Post en un editorial titulado «Ola Roja».
El jueves, un 60% de los 17,6 millones de electores nepaleses votó para elegir a esta asamblea constituyente que debería desembocar en la abdicación del rey Gyanendra, poniendo fin a la única monarquía hinduista del mundo para convertirla en una República.
Estas primeras elecciones nacionales desde 1999 debería consolidar la paz firmada hace año y medio con la guerrilla maoísta en este pequeño país, estratégicamente situado entre India y China.
En espera de conocer los resultados definitivos, los partidarios de los maoístas continuaban celebrando en las calles de Katmandú la creciente ventaja de su partido.
Cientos de eufóricos maoístas recorrieron la capital coreando eslóganes y enarbolando banderas con la hoz y el martillo, después de que la ministra maoísta Hisila Yami -esposa del número dos del movimiento Baburam Bhattarai- fuese elegida en su circunscripción.