Manuel Colom Argueta


«Hay que seguir trabajando en la organización porque es nuestro único camino». Manuel Colom Argueta.

El próximo 22 de marzo se cumplen 31 años del repudiable asesinato del último lí­der nacional revolucionario del siglo XX. Colom Argueta fue eliminado por la dictadura militar contrarrevolucionaria en 1979 para impedir que fuera candidato a la Presidencia. La voracidad e intolerancia de la oligarquí­a guatemalteca, la aplicación de polí­ticas contrainsurgentes y la represión selectiva e indiscriminada, fueron el estilo que distinguió a los gobiernos guatemaltecos de esa época.

Factor Méndez Doninelli

Colom Argueta murió a los 47 años, los militares le arrebataron la vida porque era un infatigable defensor de la democracia y de los derechos civiles y polí­ticos, porque trabajó a favor de los campesinos sin tierra, de los trabajadores explotados, de los sectores sociales desposeí­dos. Colom Argueta era un organizador nato, un lí­der carismático indiscutible, temido por sus adversarios, pero muy querido y respetado por el pueblo sencillo y trabajador. Soñaba con un paí­s y una sociedad diferentes donde desaparecieran la explotación, el racismo, la discriminación, la desigualdad. Su lucha cí­vica y pací­fica fue siempre por democratizar el paí­s, modificar la crisis estructural y lograr el bien común. A lo largo de su corta existencia se distinguió como estudiante, como profesional del Derecho y como conductor social demócrata firme y decidido. Fue un tenaz opositor de las dictaduras militares, crí­tico de la oligarquí­a y excelente Alcalde de la ciudad de Guatemala (1970-1974), es por tanto una de las figuras referentes de nuestra historia polí­tica reciente. Igual que muchos miles de guatemaltecos, fue ví­ctima del conflicto armado interno y del terrorismo de Estado.

Fue un polí­tico audaz y comprometido cuya lucha trascendió más allá de nuestras fronteras, su fuerte vocación democrática y sus convicciones revolucionarias lo vincularon con el movimiento socialista mundial y latinoamericano. Entabló relaciones con la Internacional Socialista y se vinculó a la socialdemocracia lo que permitió que en reiteradas ocasiones se recibiera la visita en Guatemala de lí­deres socialistas continentales. Recuerdo la llegada de dirigentes del Partido Socialista Obrero Español, de la Unidad Popular de Chile o del Partido Independentista de Puerto Rico, con quienes se intercambiaban experiencias y se retroalimentaba la lucha revolucionaria.

Sobre algunos acontecimientos históricos del paí­s, Meme escribió:

«Las demandas polí­tico-sociales y culturales acumuladas, más las que la dictadura fascistoide presidida por el dictador Ubico congeló durante 14 años, generaron una rebelión civil primero, y después militar. Ello fue posible porque la dictadura se debilitó como consecuencia de las corrientes originadas por las ideas enarboladas en contra del fascismo, alemán e italiano, durante la Segunda Guerra Mundial. La dictadura no pudo mantener a la sociedad guatemalteca aislada y ese factor contribuyó a favorecer las tendencias nacionales que en lo económico, social y polí­tico, no soportaron más el congelamiento impuesto por el sistema.

La victoria del 20 de Octubre de 1944 de la rebelión cí­vico militar, abrió al paí­s a un proceso libertario para intentar incorporarle a las corrientes polí­ticas del siglo XX».

(Tomado de «UNA BREVE DEMOCRACIA EN EL PAíS DE LA ETERNA DICTADURA»).

Evocar el ejemplo y el sacrificio de lucha de Manuel es refrescar la memoria histórica del paí­s y revivir la figura de un polí­tico revolucionario prominente, capaz, honesto y de firmes convicciones que buscaba un mejor paí­s y construir una sociedad, justa, solidaria y humana. Manuel Colom Argueta es un paradigma de lí­der polí­tico que hasta ahora no ha podido ser superado.