Corea del Sur llevó a cabo maniobras militares cerca de la tensa frontera con Corea del Norte y seguía hoy su cruzada diplomática contra el régimen comunista, al que acusa del hundimiento en marzo de un barco de guerra surcoreano.
«Aún hay gente que se hace eco de alegaciones infundadas y alimenta las dudas sobre las conclusiones del informe sobre el (barco hundido) «Cheonan». Lo lamento y ello me entristece», afirmó el ministro surcoreano de Relaciones Exteriores, Yu Myung-Hwan.
Una investigación internacional sobre las causas del naufragio, en la frontera marítima entre los dos países, atribuyó el pasado 20 de mayo el acto a un ataque de un submarino norcoreano. El naufragio de la fragata «Cheonan», el 26 de marzo, provocó la muerte de 46 marinos.
Corea del Sur anunció una serie de represalias y uspendió el intercambio comercial con vecino del Norte.
Además, Seúl planea, con el apoyo de Estados Unidos y Japón, solicitar al Consejo de Seguridad de la ONUY que sancione -o, al menos, censure- a Corea del Norte.
El martes pasado, Corea del Norte acusó a Seúl de «fabricar» las pruebas que lo incriminan en el naufragio. Además decidió romper sus relaciones con Corea del Sur, amenazándola con una «guerra total» si la ONU le impone nuevas sanciones.
En ese contexto, miles de soldados surcoreanos participaron el lunes en los ejercicios militares -que estaban previstas antes de los recientes brotes de tensión-, apoyados por helicópteros de combate.
Esta verdadera demostración de fuerza, en la que se simulaba un ataque norcoreano, involucró a 50 carros de combate y vehículos blindados, a lo largo de un río en el cantón septentrional de Hwacheon, justo al sur de la frontera con Corea del Norte.
Sin embargo, según expertos surcoreanos, aunque las tensiones entre las dos Coreas se mantendrán en los próximos meses, parece poco probable que se llegue a un conflicto armado.
De momento, Seúl, apoyada por Estados Unidos, busca que Corea del Norte sea condenada en la ONU.
Durante su visita a la capital surcoreana la semana pasada, la secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton afirmó que la comunidad internacional debía «replicar» al hundimiento de la fragata.
Pero nuevas sanciones de la ONU contra Pyongyang no suscitan una total unanimidad, ya que el régimen comunista del Norte cuenta con el apoyo de su aliado chino.
China quiere en efecto preservar la estabilidad regional, por lo que instó a todas las partes a la «moderación».
El primer ministro chino, Wen Jiabao, declaró el domingo que era «urgente» evitar «enfrentamientos», para apaciguar la situación entre las dos Coreas.
El jefe del gobierno chino, que acudió a una cumbre en Corea del Sur con su homólogo japonés Yukio Hatoyama y el presidente surcoreano Lee Myung-Bak, no hizo ninguna alusión a una eventual participación de su país en sanciones internacionales contra Corea del Norte.
Las dos Coreas están separadas desde la guerra que estalló en 1950 y que finalizó, con la firma de un armisticio, en 1953.