La policía iraní informó que 457 personas fueron detenidas en los enfrentamientos que arrojaron 10 muertos y 100 heridos el sábado en esta capital, según difundió la radio estatal hoy.
Las detenciones se produjeron durante enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad cerca de la plaza Azadi en Teherán. Ayer fue anunciado el balance de muertos y heridos.
El candidato derrotado Mir Hosein Musavi, líder de las masivas protestas que sumieron a la República Islámica en la peor crisis de sus tres décadas de existencia, mantuvo su actitud de desafío pese a la represión y llamó ayer a sus partidarios a seguir manifestando «con prudencia».
«En las protestas, seguid evitando la violencia… Yo, como uno de los que estamos de duelo (por los muertos del sábado) invito a mi querido pueblo a la prudencia. La nación os pertenece», dijo Musavi.
«Protestar contra la mentira y el fraude es vuestro derecho», concluyó en su sitio internet.
El total de muertos señalados por los medios oficiales en una semana de violencia es de por lo menos 17.
Los medios de comunicación extranjeros tienen prohibido cubrir las protestas.
La televisión estatal iraní acusó a «terroristas» con armas de fuego y explosivos de haber causado las víctimas de los enfrentamientos del sábado, en los cuales 100 personas fueron heridas.
El Consejo de los Guardianes de la Constitución, organismo de supervisión electoral, admitió el lunes que en 50 de los 366 distritos hubo más votos que electores, aunque aseguró que esa irregularidad no tendrá una influencia significativa en el resultado final.
De acuerdo con los datos oficiales, Ahmadinejad, en el poder desde 2005, obtuvo el 63% de los votos, contra 34% para Musavi.
Los tres candidatos derrotados denunciaron 646 irregularidades en 170 distritos.
De acuerdo con la agencia semioficial Fars, cercana al gobierno, en los enfrentamientos del sábado 40 policías fueron heridos y 34 edificios gubernamentales sufrieron daños.
Faezé Hashemi, hija del ex presidente Akbar Hashemi Rafsanyani, y otros cuatro miembros de su familia, que habían sido detenidos el sábado por las fuerzas del orden «por su seguridad», fueron liberados, informó el lunes la agencia Fars.
Teherán amaneció el lunes sin despliegue visible de fuerzas de seguridad, de acuerdo con testigos, ni convocatorias a nuevas protestas.
Musavi, un ex primer ministro de cuño conservador moderado, formuló el sábado una crítica sin precedentes contra el guía supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei, quien que el viernes dio por válida la reelección de Ahmadinejad y pidió el fin de las protestas.
Jamenei excluyó la posibilidad de que el fraude pudiera poner en duda la diferencia de 11 millones de votos a favor de Ahmadinejad, a lo cual Musavi replicó: «Si tan enorme fraude (…) es presentado como la prueba de que no hubo fraude, entonces el aspecto republicano del sistema se ve masacrado, lo cual demostraría que el islam es incompatible con la República».
Los líderes iraníes también acusaron a las naciones occidentales, a los medios de comunicación extranjeros y a los opositores en el exilio de atizar la violencia en el país, cuarto productor mundial de petróleo.
Ahmadinejad instó a Gran Bretaña y a Estados unidos a cesar sus «injerencias» en los asuntos internos de la República Islámica.
Poco antes, el canciller iraní, Manuchehr Mottaki, acusó al gobierno británico de «complotar contra la elección presidencial desde hace dos años».
Gran Bretaña negó haber manipulado a los manifestantes.
La BBC informó que su corresponsal en Teherán recibó la orden de partir en 24 horas y que las autoridades advirtieron a los medios de comunicación británicos que tomarán otras medidas si continúa la «intromisión».
El canal de televisión Al Arabiya, con sede en Dubai, afirmó que su oficina de Teherán recibió la orden de permanecer cerrada por tiempo indeterminado por «cobertura injusta» de los acontecimientos.
El presidente estadounidense, Barack Obama -quien había llamado a un diálogo con Teherán después de tres décadas de ruptura de relaciones diplomáticas- pidió a Irán el sábado que ponga fin a «todas las acciones violentas e injustas».
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, volvió en cambio a apoyar el domingo a Ahmadinejad, al pedir que «se respete a Irán» y que se impida «socavar la fortaleza de la revolución iraní».