Manifestaciones sonoras en Richard Strauss


celso

Este sábado continuaremos analizando la ópera Guntram de Richard Strauss, una de sus obras más geniales y menos conocidas por los melómanos guatemaltecos.

Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela.

 


Antes de entrar en detalle en esta obra, debemos decir que estos cuadros musicales son verdaderos atisbos mágicos, que son reflejo del mundo sonoro de Casiopea, esposa dorada, quien es fiel camino de ternura, ancha calle de lirios y luceros, árbol mágico que inunda con sus raí­ces de fuego todas las noches de mi vida. Milpa amorosa a quien se acostumbró mi beso sideral.

    Diremos, en primer lugar, que tal y como lo expusimos en la columna anterior, nos explayamos ampliamente sobre la temática de este drama debido al real valor de su pensamiento y especialmente por su interés en cierta manera autobiográfico. De ahora en adelante, el espí­ritu de Strauss está formado. Las circunstancias de la vida se encargarán de desarrollarla, pero sin aportarle cambios sustanciales. Guntram fue causa de amargas decepciones para su autor. No llegó a hacerlo representar en Múnich. La orquesta y los cantores se sublevaron contra una música que declararon inejecutable. Hasta se asegura que se hicieron asesorar por un eminente crí­tico, y llevaron a Strauss un certificado en regla atestiguando que Guntram no estaba hecho para ser cantado. La principal dificultad residí­a en la amplitud del papel principal que, por sí­ solo, entre ensoñaciones y recitados, equivale a un acto y medio. Alguno de sus monólogos, como el del segundo acto, dura media hora continuada. Con todo, Guntram pudo ser representado en Weimar el 16 de mayo de 1894; y poco después Strauss desposaba a Freihild, Paulina de Ahna, creadora de Elizabeth (de Tannhauser) en Bayreuth y dedicada posteriormente a interpretar las Lieder de su marido.

    Pero Strauss guardó en el corazón el rencor de su fracaso en el teatro y volvió al poema sinfónico, en el que mostró tendencias dramáticas cada vez más señaladas y un alma dí­a a dí­a más orgullosa y despectiva. Hay que oí­rlo hablar –con qué frí­o desdén– del público teatral, “chusma de banqueros y comerciantes ávidos únicamente de goces materiales”, para apreciar la oculta herida de este artista victorioso, a quien el teatro cerró tanto tiempo sus puertas y que, para mayor ironí­a, estaba obligado a dirigir en la Opera de Berlí­n las vulgaridades musicales impuestas por un mal gusto verdaderamente real.

    La primera gran sinfoní­a del nuevo perí­odo fue Farsas Burlescas de Till Eulenspiegel, según la antigua leyenda, en forma de Rondó, op. 28. El desdén no se expresa aquí­ todaví­a más que por una burla espiritual o irónica que hace befa de las convenciones mundanas. Entre nosotros es poco conocida la figura de Till, el endiablado bromista, héroe legendario de Alemania y Flandes, sólo comparado con el inefable Pedro Urdemales de los cuentos populares guatemaltecos.  Es así­ que la música de Strauss pierde mucho de su sentido, puesto que a tientas, recordamos una serie de episodios de los que no hemos oí­do hablar: Till en el mercado susurrando a las mujeres; Till vestido de cura, haciendo despropósitos; Till cortejando a una joven que lo rechaza violentamente; Till burlándose de los pedantes; Till juzgando y ahorcando. La tendencia de Strauss a representar con algunos dibujos musicales ora un carácter,  ora un diálogo, tan pronto una situación, un paisaje, o una idea –es decir, las impresiones más diversas y variables de su espí­ritu caprichoso– es muy notable en este caso. Es cierto que se apoya en temas populares, cuyo sentido debe de ser captado fácilmente en Alemania, y que los desarrolló, no del todo, como pretende, en estricta forma se rondó pero con cierta lógica, de tal suerte que, salvo algunas salidas de tono, indescifrables sin programa, el conjunto ofrece, a pesar de todo, unidad musical. Sin embargo, Till Eulenspiegel es conocido con amplitud por las viejas consejas españolas y el centro de Europa, las mismas aventuras de Till son las que aparecen en los cuentos de Pedro Urdemalas o Pedro de Urdemales trabajado en la literatura de oro español del siglo XVI, tanto por Pedro Calderón de la Barca, Francisco Quevedo e incluso el grande autor español Miguel de Cervantes Saavedra. De tal manera, que para los oyentes de estas regiones del mundo la presencia y aventuras de Till Eulenspiegel no son tan desconocidas en especial en Guatemala. La sinfoní­a, de gran aceptación en Alemania, me parece menos original que las otras. Es como estar frente a un Mendelssohn muy refinado, con curiosas armoní­as y la más complicada instrumentación.

    Hay mucho más grandeza y originalidad en el poema siguiente: Así­ habló Zarathustra, composición libre, según Nietzsche, op. 30. Los sentimientos son más ampliamente humanos y el programa que se ha impuesto Strauss no se pierde en detalles minúsculos, pintorescos o anecdóticos, sino que está dibujado en unos pocos trazos expresivos y majestuosos. Strauss proclama públicamente su libertad frente a Nietzsche. Ha querido representar las diferentes etapas del desenvolvimiento que atraviesa el espí­ritu libre para llegar al Superhombre. Son estas ideas puramente humanas que en modo alguno pertenecen a un sistema filosófico. Los subtí­tulos de la obra son: Von der Hinterweltlern (De los hombres que pueden ver detrás de la realidad), Von der grossen Sehnsucht (De la aspiración suprema), Von der Freuden und Leidenshaften (De las alegrí­as y pasiones), Das Grablied (El canto de las tumbas), Von der Wissenschaft (De la ciencia), Der Genesende (El convaleciente, el alma liberada de sus deseos), Das Tanzlied (el canto de la danza), Nachtlied (El canto de la noche).