Manejar cualquiera lo hace


¿Pero lo hará con educación y cortesí­a; cumpliendo las normas de tránsito y seguridad? ¡Muy pocos! Si el lector es acucioso, podrá apreciar que en menos de dos renglones se pueden sintetizar los principios básicos y fundamentales para reducir drásticamente los accidentes de tránsito de vehí­culos automotores que siguen ocupando grandes titulares de los medios de comunicación del paí­s, causando enorme cantidad de pérdidas de vidas, económicas, lesiones, trastornos y otro tipo de consecuencias que afectan el diario vivir de nuestra sociedad. En el mejor de los casos, sin que haya sufrido un accidente, seguramente regresa a su hogar cansado, estresado y hasta angustiado por el sinnúmero de inconvenientes que ha tenido que superar por la mala educación, ausencia total de cortesí­a e irrespeto a las leyes del paí­s de más del 95 por ciento de conductores guatemaltecos.

Francisco Cáceres Barrios

La anarquí­a imperante, sumada a la ineficacia e incapacidad de nuestras autoridades, nos ha llevado a vivir dentro de un ambiente angustioso, inhóspito y sumamente agotador. Los pocos policí­as municipales de tránsito siguen incapaces de imponer orden a los choferes de autobuses, camiones y vehí­culos de trabajo apoderándose de las ví­as de comunicación como si fueran de su exclusiva propiedad; las licencias de conducir se siguen emitiendo a cualquiera, sin haber comprobado la mí­nima capacitación y formación en la materia. No hablo de exigir un tí­tulo o grado académico, al contrario, analfabeto podrá ser, pero si fuera debidamente adiestrado, bien podrí­a llegar a manejar mejor que el más conspicuo de los profesionales.

Todos sabemos de la existencia de muchos jefes de tránsito y hasta de un director general de transportes dentro de la enorme burocracia estatal y si esto es cierto ¿por qué hemos permitido que en los últimos diez años no hayamos visto ni una sola masiva campaña permanente y preventiva para evitar accidentes y sigan rodando por nuestras calles y carreteras cuatro mil buses extraurbanos piratas sin que nadie haga nada por controlarlos? Millones de galones de pintura podrán utilizarse para señalizar pasos de peatones, altos, sitios para prohibir el estacionamiento o para fijar lí­mites de velocidades máximas pero ¿no usted mismo ha comprobado que de nada sirve, pues tantos salvajes conductores de vehí­culos eso a ellos «les viene del norte», expresión famosa acuñada por la esposa del señor Presidente?

Nuestros funcionarios siguen empeñados en su caracterí­stica estrategia de no pasar de ser llamarada de tusas. Ayer, se les ocurrió gritar a los cuatro vientos planes de transparencia en los negocios del Estado; hoy, la decisión es combatir denodadamente la evasión fiscal y mañana podrá ser cualquier otra cosa por estrafalaria que esta sea. ¿Pero cuándo se van a percatar que el pueblo lleva muchos años de no poder caminar a pie en las aceras, mucho menos en las calles en vehí­culos automotores, con seguridad y con la certeza de llegar sano y salvo a su destino?