Podemos decir que ya llegamos al final del repecho político-electoral y que mañana domingo 6 de noviembre, según es de suponer, en las primeras horas de la noche se conocerán los resultados del aluvión de votos.
Los presidenciables del segundo evento comicial, como todos sabemos, son Otto Pérez Molina y Manuel Baldizón. Ambos pretendientes a ostentar de pecho a espalda la simbólica banda azul y blanco deben de estar siendo presas del nerviosismo, y no es para menos, porque la cosa está peliaguda…
Pérez Molina, empero, confía en que arrasará en las urnas. Y es que al Partido Patriota se le han unido otros partidos y buen número de grupos ciudadanos que a gritos están pidiendo con urgencia seguridad en todos los centros urbanos y rurales de la república, pues la degollina que a diario cometen los criminales es como para sentarlos en el banquillo y… ¡ya no más!
Indudablemente, con seguridad puede funcionar bien, en lo posible, el superinflado aparato burocrático mediante las acciones de los entes de fuerza bruta sin pisoteos a la ley.
La seguridad bien entendida y lograda puede impulsar todo lo demás que deseamos para que la vida nacional transcurra, en todos sus aspectos, sin los grandes problemas que, hasta hoy, han parecido irresolubles.
Con seguridad, valga recalcar, se recobra el prestigio que virtualmente ha rodado por los suelos en nuestro país; se honra, también, a la democracia y se puede trabajar sin zozobra en los diversos campos de actividad productiva. Es así, sólo así, como se producen los avances de positivo progreso.
Si hay seguridad, la obra de Estado, a cargo del timonel y su equipo, es posible que se normalicen los servicios de educación, de salubridad, de empleo; es posible asimismo que el comercio y la industria no se detengan y, en general, que las cosas marchen bien en todos los aspectos, con eficiencia en beneficio de la población sin distingo alguno, porque…o todos hijos, o todos entenados.
Los dos aspirantes a ocupar el solio presidencial han venido haciendo promesas de trabajo estatal, pero las que inspiran mayor confianza son las de Pérez Molina, quizá porque, según cree Juan Pueblo, el factor seguridad está dentro de sus primerísimas prioridades y es lo que urge desesperadamente Juan Pueblo.
Ambos presidenciables son acompañados como candidatas a la Vice por dos damas: Roxana Baldetti y Raquel Blandón; la segunda fue o sigue siendo consorte de Marco Vinicio Cerezo. Roxana, de singular donaire, goza de plurales simpatías en los diversos estratos de la sociedad, y eso constituye otro factor de apoyo popular para Pérez Molina.
Intuimos, tras conocer opiniones de ciudadanos y ciudadanas, de las diferentes condiciones sociales, que la confianza popular que favorece la posición político-electoral de Pérez Molina, deviene de su palabra franca que lo perfila como hombre de carácter, y porque anhela una patria libre, soberana y de avanzada, no atada a funestos intereses foráneos como querrán los que dan la fea impresión de ser unos palafreneros de amenazantes dictadores liberticidas de nuestra América Indiana y del Caribe, no obstante estar expandiéndose a nivel mundial el sistema democrático con sus preciados atributos, principalmente respecto de libertades.
Lo que asentamos en estas líneas es producto de las declaraciones de personas entrevistadas como en volandas y de nuestro pensamiento libre, libérrimo, sin compromisos degradantes con nadie; ¡sí, con nadie!
Es deseable que las elecciones que ya tenemos en la vecindad del tiempo, sean realmente la expresión de la voluntad de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas que quieren ver a nuestro país en los cauces de una superación integral, con justicia, con prestigio nacional e internacional, sobre todo con la seguridad que se necesita para que la nave surque los mares hasta llegar felizmente a buen puerto.