Mañana invisten a Ortega


Investidura. Trabajadores limpian los alrededores de la Plaza Juan Pablo II, donde tendrá lugar la investidura presidencial de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales, el vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba, José Ramón Machado, una delegación siria y el primer ministro taiwanés, Chen Shui-bian, serán algunos de los asistentes este miércoles en Managua a la asunción a la presidencia de Nicaragua del lí­der sandinista Daniel Ortega.


Según la lista de asistentes difundida por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que no coincide con la de la cancillerí­a, también acudirá el presidente iraní­, Mahmud Ahmadinejad, el jefe del gobierno libio, el «compañero» mayor general Mustafá el Qarubí­, así­ como el presidente de la República Arabe Saharaui, Mohamed Abdelaziz, y el mandatario electo de Ecuador, Rafael Correa, que asumirá el poder el domingo en su paí­s.

Estados Unidos, que tiene previsto enviar para la asunción de su otrora enemigo durante la Guerra Frí­a al subsecretario de Estado para asuntos hemisféricos, Thomas Shannon, y al secretario de Salud y Servicios Humanos, Michael Leavitt, sin duda estará pendiente de la concentración de representantes del ’eje del mal’, la lista que desde 1981 Washington confecciona con los paí­ses que considera la «avanzadilla del terrorismo», entre los que además de Irán y Siria también se encuentran Cuba y Corea del Norte.

La gran ausencia será Raúl Castro, el mandatario en funciones de Cuba, que sustituye a su convaleciente hermano Fidel, gran amigo y maestro ideológico de Ortega durante su primera experiencia como presidente revolucionario de Nicaragua entre 1979 y 1990.

Asistirán, en cambio, a la investidura de Ortega sus colegas centroamericanos y el presidente de México, Felipe Calderón, el colombiano Alvaro Uribe y el heredero de la corona española, el prí­ncipe Felipe de Borbón.

Ortega, que ganó las elecciones presidenciales del 5 de noviembre pese a los denodados esfuerzos de Washington para impedirlo, se ha convertido en una pieza clave de la partida de ajedrez que Chávez libra en el tablero latinoamericano con el mandatario George W. Bush, haciendo resurgir viejos rescoldos de la Guerra Frí­a en un continente cuyo corazón empieza a latir a la izquierda como lo ha demostrado Argentina, Brasil, Chile, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Venezuela, aunque con una amplia gama de matices.

En estos tres meses como presidente electo, Ortega no ha perdido oportunidad de apaciguar los ánimos estadounidenses con un mensaje pragmático y conciliador, así­ como de inversores y empresarios o el Fondo Monetario Internacional de quienes espera apoyo para diseñar una nueva polí­tica más social.

El presidente Bush, debilitado por su polí­tica en Irak, llamó a Ortega «para felicitarlo tanto como al pueblo nicaragí¼ense por su compromiso con la democracia», en un recordatorio de lo que espera del lí­der sandinista, otrora feroz enemigo comunista de Washington.

Pero Ortega no ha dejado de frecuentar sus ’amistades peligrosas’ en Cuba o Venezuela, que serán dos aliados clave en la puesta en marcha de sus promesas electorales de llevar educación y salud y crear empleo y condiciones dignas para el 70% de los 5,4 millones de nicaragí¼enses que viven en la pobreza.

Ortega ya ha manifestado su intención de adherirse al proyecto latinoamericano Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) o al Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) que promueven Bolivia, Cuba y Venezuela, paí­s éste decidido a convertirse en el principal cooperante de Nicaragua rociándolo con una lluvia de petrodólares.

Nicaragua también juega sus peones en la partida que disputan China y su provincia rebelde, Taiwán, uno de los banqueros de Centroamérica a cambio de apoyo en su anhelado deseo de ser reconocido por Naciones Unidas.

Durante la campaña electoral, Ortega aseguró que establecerí­a relaciones diplomáticas con China, aunque tras el triunfo no lo ha vuelto a mencionar y Taiwán se apresura a asegurarse un importante aliado enviando a su presidente, Chen Shui-bian, que ha provocado una virulenta protesta de Pekí­n a Estados Unidos por permitirle hacer escala en Los Angeles en su largo viaje hasta Managua.