Mami


«Mis penas se lleva el viento, jilguero no llores más

volando se fue muy lejos, ya nunca más volverá…

Nueve dí­as han pasado y aún no puedo creerlo, parece aún un sueño horrible del que quiero despertar para llegar a tu casa, verte en la silla mecedora, oí­rte decir que me peine un poco, darte un abrazo sabiendo que estás ahí­ como siempre: corazón, unidad, madre, fuerza de una familia que hoy llora.

Claudia Navas Dangel
cnavasdangel@yahoo.es

Sí­, mientras escribo esto, las lágrimas se escurren por mis mejillas pecosas, esas que decí­as que maquillara un poco, el corazón se me oprime y el pulso me tiembla.

Quizá no deberí­a estar así­, tal vez deberí­a sonreí­r como tú lo hací­as, mirar para adelante, enderezar la espalda, eso también me reclamabas, retenerte en mi memoria, en mis latidos y en mis sueños con ese olor tan rico que siempre emanabas, con tus villancicos, tus flores, tus nuegados en diciembre, los nances, el chal con flores amarillas que tejiste para mí­, tu actitud positiva y tus añoranzas de Petén.

La vida nos marca tiempos, pero no creí­ que el tuyo llegarí­a, no lo pensaba. Nunca te lo dije, no con estas palabras, pero me sentí­a reflejo de tus luchas y tus sueños. No lo habí­a expresado pero soy heredera de tu tesón, tu fortaleza y tu abrigo.

No quisiera llorar, quisiera cantarte. No quisiera dolor, quisiera tiempo, espacio para mostrarte mi cariño, decirte lo que sembraste en mí­ y va floreciendo.

Nueve dí­as han pasado y aún no puedo creerlo, no quiero creerlo.

Así­ le cantaba un niño el niño que lo encontró

pensaba en su madre buena y en una copla su amor labró

Quiero morirme a tu vera te lo juro madre mí­a,

quiero estar siempre contigo en tu llanto y tu alegrí­a

Era su copla promesa y un jilguero que cruzó

daba sus trinos al viento y en el viento se perdió».