De Norte a Sur y de Occidente a Oriente, la nutrición de la mayoría de población es deficiente; los constantes aumentos en el precio de ciertos alimentos y el desconocimiento sobre qué dieta es favorable para la salud han provocado que la seguridad nutricional de los guatemaltecos se vea comprometida.
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Ante esta perspectiva la elección y acceso a comida se ha convertido en un reto que pone en riesgo la calidad de vida de las personas.
Actualmente, en el país es visible el contraste de la capacidad adquisitiva de unos contra otros. Es así que ciertos grupos disponen de acceso a los alimentos útiles para la supervivencia, frente a un grupo aun mayor que, a causa de las excesivas alzas en los precios, come alimentos baratos que no contienen los suficientes nutrientes que el cuerpo necesita para enfrentar las responsabilidades de la cotidianidad, en el trabajo, el estudio y el hogar.
“Comer bien, en especial con la familia y amigos, es uno de los placeres de la vida. Esto también se logra con alimentos saludables y nutritivos, combinándolos adecuadamente. Para ello es necesario conocer cuáles son los alimentos disponibles, los nutrientes que aportan y qué combinaciones ofrecen las mejores alternativas para alimentarse bien”, dicta la Guía de Nutrición de la Familia armada por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
No obstante, estudios realizados a nivel nacional han demostrado que la mayoría de personas primero sacrifica la “calidad de la dieta”, es decir, que ingiere menos proteínas, frutas o verduras y a cambio consume más alimentos procesados -alimentos que han sido modificados de alguna forma. Esto se debe, en parte, a la mayor o menor capacidad económica para adquirir los alimentos que conforman las dietas más saludables.
La dieta de los guatemaltecos está conformada por comidas altas en grasas y azúcares llevando a muchos a pensar que la nutrición tiene que ver con la cantidad de lo que se ingiere y no con la calidad de los alimentos.
Las familias tienen como prioridad el gasto en alimentos con el ingreso. Es decir que lo primero en lo que se gastarán el dinero, cuando lo tengan, será en comida. Por eso es necesario que tengan a su disposición buenos sistemas gratuitos de educación y salud, dice Michele Monroy Valle, experta en nutrición.
“Conforme la cantidad de dinero para el consumo de alimentos disminuye las personas sacrifican la cantidad de alimentos hasta llegar al hambre. Muchas personas en Guatemala se encuentran en el sacrificio de la calidad de los alimentos, pero en épocas de sequía como la que vivimos actualmente, también sacrifican la cantidad”, explica.
COMIDA ORGÁNICA
Ante esta situación surge la duda de porqué las personas no eligen consumir productos más orgánicos, aun si se hace en una mínima cantidad, con el fin de conservar una dieta saludable, a lo que Monroy responde que los productos orgánicos no son consumidos por sus altos costos, no solo para las personas que los compran, sino para los que los producen.
Por otro lado, la comida orgánica no es muy común en el país debido al tiempo que tardan en producirse y el trabajo que se complica porque muchos agricultores no cuentan con sistemas de riego propios, con lo que las cosechas dependen del agua de lluvia para lograr la producción que sostendrá su alimentación y algo para la venta para un periodo de 6 a 12 meses”.
Por aparte, otros factores que influyen en la selección de alimentos menos saludables tiene que ver con el estilo de vida de las comunidades. Por un lado, el uso de combustible y el tiempo de preparación de estos productos es menor, además que el nivel de accesibilidad (cercanía y precio) es mucho más conveniente.
Aun así, el acceso a productos orgánicos y de mejor calidad ha tenido crecimiento en el país a través de las redes de apoyo solidario o comercio justo.
CONSUMO SIN NUTRICIÓN
De acuerdo a Monroy, actualmente muchas personas comen menos porque saltan algún tiempo de comida y la situación empeora con el consumo de productos de baja calidad. “Cuando una persona baja la calidad de la dieta lo primero que sacrifica es la fuente de proteína -carnes quesos, lácteos, y más-, porque esta es lo más caro de la alimentación”, dice.
Además de esto, las personas suelen dejar de comer frutas y verduras, lo que reduce el nivel de vitaminas y minerales en su dieta. Por otro lado, se han empezado han consumir alimentos con excesivos niveles de energía derivada de carbohidratos simples o grasas, por lo que las personas casi no cuentan con suficientes fuentes de vitaminas, minerales o fibra que ayudan al cuerpo.
La consecuencia más inmediata de esta situación es el aparecimiento de casos de desnutrición en niños y el sobrepeso en adultos, a lo que comúnmente se le conoce como: “doble carga nutricional”. Esta doble carga nutricional no se debe al exceso de alimentos sino al desbalance en el consumo de los macronutrientes esenciales.
En este caso, el cuerpo de los adultos con sobrepeso acumula el exceso de azúcar convirtiéndolo en grasa que causa sobrepeso y obesidad, el cual no solo podría contrarrestarse con una mejor dieta sino con ejercicio. Aun así, la grasa es útil para el cuerpo ya que representan una fuente concentrada de energía, “proveen al organismo de ácidos grasos esenciales y sirven de vehículo para la ingesta y absorción de vitaminas liposolubles (o solubles en grasas), como las vitaminas A, D, E y K”, de acuerdo a la Guía de Alimentación de la FAO.
EL PREJUICIO DE LO BARATO
Ante un mayor consumo de comida chatarra y procesada a bajo precio Monroy indica que optar por lo más barato no siempre es lo mejor ya que lo adquirido a bajo costo puede producir sensación de llenura, pero limitará el adecuado crecimiento y desarrollo, sobre todo en los niños, por otro los adultos no obtendrán una vida saludable y activa, debido a que estos alimentos no son comidas completas.
Los más vulnerables a una mala elección de dieta son los niños y las mujeres.
De acuerdo a una publicación de La Hora, las áreas más pobres de Guatemala consumen de 8 a 9 libras de carne al año por persona, según Carlos Zúñiga, de la instancia Pro Ganaderos. De esta carne, un 66 por ciento es importada, expresa.
Actualmente los niveles de pobreza indican que es en Guatemala donde se consume menos carne en toda América, incluso menos de la que se consume en Haití. En ese punto es necesario resaltar que el consumo regular de carne y productos lácteos es importante por las proteínas que aporta, pues ambos contribuyen al correcto crecimiento físico.
“No se puede alimentar a un niño en una escuela sin un pedazo de queso, de carne o yogurt. No podemos estar alimentando a los niños con comida chatarra y darles bebidas carbonatadas porque lo que vamos a generar son más problemas de salud”, dijo José Antonio Aguilar, presidente de la Asociación de Creación de Ganados Holstein, sobre el bajo consumo de carne en ciertas regiones del país.
Entre las áreas que más producen leche y carne está Petén con 19.5 por ciento, le sigue Escuintla con 13.7 y el resto del país suma un 32.5 por ciento, de acuerdo al colectivo Guatemaltecos Mejoremos Guatemala.
Por aparte, un alimento al que la mayoría sí tiene acceso con frecuencia son los huevos. “La proteína más comida es el huevo, se calcula que más o menos el guatemalteco come uno diario, lo cual resulta positivo ya que es una buena fuente de proteína a un precio accesible.
Luego lo más consumido es el pollo y por último la carne de res, estos al ser más caros se cree (que) se consumen dos a tres veces por semana en un hogar, sin embargo, no hay información de cuánta de esta carne consume cada miembro”, dice Monroy sobre los hogares de la capital.
En las áreas urbanas es común el consumo frecuente de pollo, mientras que en el área rural suele comerse más carne de res.
ALTERNATIVAS
De acuerdo a la FAO, alimentarse podría parecer una cuestión automática, pero de hecho es un proceso que no solo implica comer, sino hacerlo de manera saludable, esto ayuda al cuerpo a crecer, desarrollarse y mantenerse activo.
Debido a la inaccesibilidad de estos productos de consumo básico, la experta en nutrición sugiere que para apoyar una adecuada alimentación, sobre todo a favor de las más vulnerables, deben de enseñarse a las comunidades alternativas saludables y equivalentes a estos productos como el huevo, la Incaparina, o bien aumentar el consumo de leguminosas, por ejemplo, comiendo una tortilla por cada cucharada de frijol.
Las leguminosas son excelentes fuentes de fibra y vitaminas del complejo B, como la tiamina y riboflavina, y contienen minerales como hierro y calcio. “Estos productos serían la principal fuente de proteína en la dieta y son de bajo costo y alta calidad nutricional”, explica Monroy.
Para este reportaje se quiso conocer, mediante insistentes llamadas a Luis Monterroso titular de la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Sesan) qué acciones se están tomando a favor de una alimentación más balanceada, que no incluya solo a los más desfavorecidos sino a las comunidades enteras, pero no fue posible contactar al funcionario.
Aun así, la entrevistada dice que los programas de apoyo a la alimentación complementaria y alimentación para las mujeres embarazadas como “Mi Comidita”, en donde se distribuye Vitacereal, apoya este trabajo a favor de la población más vulnerable para mejorar sus oportunidades de crecimiento y desarrollo.
La alimentación en Guatemala se ha apoyado en estándares de cantidad y bajo costo y no en la calidad de los productos, lo que pone en riesgo la estabilidad y salud de las personas, pero este panorama es aún más riesgoso para quienes en su lucha diaria aun queriendo alimentarse bien no logran hacerlo debido a una menor capacidad económica.
En 2005, dos estadounidenses viajaron por 24 países del mundo para fotografiar y documentar las alacenas de 30 familias, de diferente tamaño y con un porcentaje, entre ellas la de una familia guatemalteca de apellido Mendoza.
De acuerdo a un video de Hungry Planet, en Guatemala solo el 28 por ciento de la tierra sirve para la cosecha de alimentos, por lo que las condiciones de supervivencia son temas de lucha diaria.
Según los Mendoza, pertenecientes al interior del país, dentro de su dieta ingieren frutas y vegetales producidos por ellos mismos o por granjas vecinas que comercian estos productos, con lo cual se prueba el bajo consumo de carne.
De manera contrastante, los países “Desarrollados” o del “Primer Mundo” cuentan, en su mayoría, con una dieta a base de productos procesados. Una familia alemana gasta 500 dólares en su despensa semanal, en Ecuador, las familias del área rural ingieren más granos, verduras y frutas, el costo de su alacena alcanza los 31 dólares.
Los países de Medio Oriente mejoran su dieta con más frutas y verduras, e ingieren menos gaseosas y azucares.
BAJO CONSUMO
Leche
Las leches de animales y los alimentos lácteos, como yogur y queso, son excelentes fuentes de proteínas, grasas y micronutrientes como calcio, pero no de hierro.
Carne, aves, pescado y vísceras
Son excelentes fuentes de proteínas y también de grasas. Aportan importantes cantidades de hierro, zinc, y muchos otros micronutrientes, incluyendo vitaminas del complejo B. El hígado de todos los animales es una rica fuente de hierro y vitamina A.
ALTO CONSUMO
Grasas y aceites
Son fuentes concentradas de energía. Las grasas contienen ácidos grasos, algunos de los cuales son importantes para el crecimiento. Además de las grasas puras (por ejemplo, mantequilla) y aceites puros (por ejemplo, aceite de girasol o maíz), otras fuentes de grasa son las semillas oleaginosas, el queso, la carne y los pescados grasos, las paltas y los alimentos fritos. El aceite de palma roja es una buena fuente de vitamina A.
Azúcar
Sólo proporciona energía, no aporta otros nutrientes. Sin embargo, comer con frecuencia alimentos azucarados puede ser dañino para la salud por varias razones. Consumir muchos alimentos azucarados, que contienen grasa, puede aumentar el riesgo de consumir un exceso de energía.
Las personas que comen de forma habitual alimentos azucarados y consumen bebidas dulces como gaseosas, tienen una mayor probabilidad de llegar a tener sobrepeso, que a su vez puede derivar en diabetes.