Maliki: Irak es «soberano»


Un soldado iraquí­ realiza revisiones de rutina, como parte de los operativos de seguridad. FOTO LA HORA: AFP AHMAD AL-RUBAYE

Irak es hoy «un paí­s soberano e independiente», capaz de garantizar su propia seguridad, proclamó hoy el primer ministro Nuri al Maliki en el último dí­a de la misión de combate del ejército estadounidense.


Nuri al-Maliki, primer ministro iraquí­, da la bienvenida al vicepresidente estadounidense Joe Biden. FOTO LA HORA: AFP

«Es un dí­a que permanecerá en la memoria de todos los iraquí­es. Irak se convierte hoy en un paí­s soberano e independiente», afirmó Maliki en un discurso transmitido por la cadena pública Iraqiya.

«Lamentablemente, nos estamos enfrentando a una campaña de escepticismo y estamos convencidos de que su objetivo es impedir la retirada» de las tropas estadounidenses, afirmó.

«Les reitero que las fuerzas de seguridad iraquí­es son capaces de asumir sus responsabilidades», insistió Maliki.

A partir de ahora Estados Unidos se queda con casi 50.000 militares en el paí­s para la operación «Alba nueva» («New Dawn»), cuyo principal objetivo será entrenar a las fuerzas de seguridad locales.

Desde 2003, más de un millón de militares de Estados Unidos han sido desplegados en Irak, de los cuales 4.400 perdieron la vida. Washington libra también una guerra en Afganistán desde 2001, cuando una coalición internacional dirigida por Estados Unidos expulsó a los talibanes del poder.

Más de siete años después de la caí­da del ex dictador iraquí­ Sadam Husein, la situación está aún lejos de haberse estabilizado en Irak, donde aún no se ha formado gobierno desde las elecciones del 7 de marzo, y donde en las últimas semanas los insurgentes incrementaron los atentados.

El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, llegó a Irak para asistir al inicio de una nueva etapa de la presencia militar de Estados Unidos en este paí­s. Pero también aprovecha para exhortar a los dirigente iraquí­es a dejar de lado sus intereses y a formar un gobierno que incluya a todas las tendencias.

Tal como se comprometió a hacer tras su investidura en enero de 2009, el presidente Barack Obama anunciará oficialmente el martes por la noche (00h00 GMT) el fin de la misión de combate de sus tropas en Irak durante un discurso en la oficina oval de la Casa Blanca.

Sin embargo aumentan los interrogantes sobre la capacidad de las fuerzas iraquí­es para tomar el relevo.

Biden intentó disipar esos temores. «Todo irá bien para nosotros, y todo irá bien para ellos», declaró el lunes.

El ejército organiza el miércoles, en presencia de Biden, una ceremonia para marcar el comienzo de la operación «Alba nueva» («New Dawn»).

El contingente estadounidense suma actualmente 49.700 efectivos contra 170.000 en 2007, en pleno auge de enfrentamientos confesionales.

Pese al final de la misión de combate, no se espera ninguna manifestación de alegrí­a en las calles iraquí­es, contrariamente a lo ocurrido en junio de 2009, cuando las fuerzas estadounidenses se retiraron de las ciudades iraquí­es.

«Hoy no es un dí­a determinante. Estuve ayer en un café con amigos, y nadie hablaba del fin de la misión de combate», declaró Yasser al Musaui, un informático de Bagdad de 32 años. «Eso interesa más a los norteamericanos», explicó.

En el incierto contexto polí­tico, muchos iraquí­es acogen con aprensión la salida progresiva de las tropas de Estados Unidos, y especialmente su retirada total a fines de 2011.

El jefe del Estado Mayor iraquí­, general Babaker Zebari, consideró incluso prematura la retirada estadounidense, exhortando a Washington a permanecer hasta que el ejército esté totalmente preparado en 2020.

Entretanto, Biden prevé entrevistarse con los jefes de las dos principales listas parlamentarias: Maliki y el ex jefe de gobierno Iyad Allawi, cuyas ambiciones son, según algunos, las causantes del bloqueo polí­tico.

SOLDADOS Heridas invisibles


Barack Obama proclamará hoy el fin de las operaciones de combate de Estados Unidos en Irak, pero al tiempo que se vuelve una página, la guerra seguirá en la cabeza de cientos de ex combatientes.

A simple vista las heridas que arrastran estos soldados son invisibles. Las mismas son psicológicas, similares a las que padece el teniente Mike McMichael.

Se encontraba a bordo de un vehí­culo blindado cuando una bomba colocada a la vera del camino voló el vehí­culo. El oficial perdió el conocimiento en el acto pero logró sobrevivir.

Desde este episodio su memoria está alterada y sufre de una forma aguda de ansiedad ya que el traumatismo craneano se transformó en el tristemente célebre desorden de estrés post-traumático.

Centenares de miles de ex combatientes en Irak sufren de este problema y otros similares, que más allá del aspecto clí­nico imponen un gran desafí­o en términos financieros (gasto en hospitales, pensiones).

Cuando regresó a Raleigh (Carolina del Norte, sureste) en enero de 2005, dos semanas después del ataque, el teniente McMichael parecí­a indemne. Pero a su esposa le hizo falta sólo muy poco tiempo para darse cuenta de que el oficial era corroí­do por un dolor intenso.

«Antes de ir a Irak era muy animado, hablaba con todo el mundo. El estrés parecí­a hacerle bien», explicó a la AFP Jackie, esposa del teniente McMichael. «Y luego volvió y, no sé cómo explicarlo, habí­a cambiado».

El oficial se volvió distante con sus niños, sujeto a arranques de ira y a alucinaciones. A esto se añadieron otros sí­ntomas: el ex combatiente comenzó a perderse en caminos que conocí­a de memoria, a tener jaquecas frecuentes y a demostrar dificultades para leer o conducir.

«Es muy desconcertante», dijo a la AFP. «A menudo olvido dónde me encuentro».

McMichael dejó el uniforme y buscó de la ayuda de psiquiatras locales. Cansados y en territorio desconocido, los médicos le prescribieron medicinas que, lejos de restablecerle, lo volvieron más introvertido.

Fue entonces cuando su vida tomó un giro dramático. Durante un ataque de ira saqueó su hogar y debió ser internado en una institución especializada. Perdió su empleo y se separó brevemente de su esposa.

«Era deprimente, no lograba encontrar al viejo Mike», explicó McMichael.

El ex soldado recurrió entonces al gobierno con el fin de obtener una pensión por invalidez, pero su reclamo se perdió en un laberinto burocrático y no fue hasta marzo de 2008, y gracias al testimonio de su esposa ante un comité del Senado, que las cosas se encaminaron.

La audiencia ante los senadores permitió hacer avanzar su expediente y sus heridas fueron finalmente reconocidas por el departamento de Asuntos de los Ex combatientes.

El Pentágono tardó en hacerse cargo del problema, pero en la actualidad ha enviado centenares de psicólogos a las zonas de guerra, donde apoyan a los soldados y estudian los problemas que pueden padecer.

Los altos mandos también se ocupan de informar a sus soldados que pedir ayuda no atentará contra su carrera.

En tanto Mike McMichael está en proceso de recuperación. Dice haberse acercado a sus niños, sus dolores se calmaron y se aventura mucho más a menudo fuera de casa. Equipó su coche con un navegador GPS en caso de que se pierda camino a las compras o a visitar a su madre.