No estimables lectores, no me referiré en esta oportunidad a la raza canina ni a sus más conocidos representantes, ni a los asesinos pit bull, ni a los pastores alemanes, ni a los french poodle, ni raza alguna en especial, mucho menos a los «eléctricos chapines», ellos no serán el objeto de comentario en esta columna.
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Parecerá ofensivo el título de la presente columna cuando lea el contenido de la misma, y para los efectos pertinentes me permito citar lo que el DRAE indica acerca de la palabra MALDITO: palabra originaria del idioma latín «maledictus». 1. adjetivo. Perverso, de mala intención y dañadas costumbres. calificativo de condenado y castigado por la justicia divina. De mala calidad, ruin, miserable. Dícese de la persona o cosa que molesta o desagrada. ¡Maldita sea! Exclamación familiar de enojo. En sentido figurativo «que se aplica a la persona que enfada por su terquedad u otras malas cualidades.
A su vez, la palabra PERRO, según el DRAE: «Adjetivo figurativo y familiar «Muy malo, indigno» Una vez aclarado los términos paso al meollo del asunto: Vox populi «LA CONDUCTA DE LA JAURíA DE POLICíAS DE TRíNSITO DE LA MUNICIPALIDAD DE CIUDAD GUATEMALA llega ya a la desesperación de los conductores de vehículos de cualquier tipo; autobuses urbanos, extraurbanos, camiones de volteo, cisternas de combustible, areneros, tráileres, paneles de reparto y automóviles de toda clase, ante la prepotencia, abuso y malcriadeza de los policías de Tránsito de «Tu Muni».
Los conductores viven todos los días la psicosis de temor y miedo, pues a cualquier/a de estos policías, a quien se le «ronque la gana», sin motivo sancionan faltas inexistentes extendiendo multas a granel. No importa sí en realidad o no, usted cometió una transgresión al Reglamento de Tránsito, usted de cualquier modo será responsable ante los ojos y sobre todo, «amplios y doctos conocimientos» de los agentes policiales (que apenas saben leer y escribir) encargados de regular el tránsito en ciudad Guatemala.
«Amos y verdugos de la ciudad» parecen jauría cuando se trata de imponer multas y/o sanciones; los nuevos y ridículos «MAYINGLESES» no se percatarán jamás que no pueden despojarse de su ancestro indígena, aunque que se vistan de seda (ElPeriódico 3 de nov/2009, pág. 13), su incultura y nula educación les muestra ante la sociedad como simples peones al servicio del sistema egocéntrico de su jerarca.
Al igual que los mareros piden mordida (léase impuesto) a efecto de no imponer la multa respectiva; ante ello, cabe preguntarse: ¿En qué se diferencian los mareros de los PMT, sí hacen lo mismo? ¿Recibirá algo la Alcaldía de ese «impuesto» cobrado por sus agentes? ¿Quién de sus jefes ordenó el cobro de tal impuesto? NO PASA NI UN MINUTO SIN QUE USTED PIENSE QUE UN POLICíA MUNICIPAL DE TRíNSITO LE VA A MULTAR INJUSTAMENTE. ¿O NO?