¡Malditos perros!


No estimables lectores, no me referiré en esta oportunidad a la raza canina ni a sus más conocidos representantes, ni a los asesinos pit bull, ni a los pastores alemanes, ni a los french poodle, ni raza alguna en especial, mucho menos a los «eléctricos chapines», ellos no serán el objeto de comentario en esta columna.

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

Parecerá ofensivo el tí­tulo de la presente columna cuando lea el contenido de la misma, y para los efectos pertinentes me permito citar lo que el DRAE indica acerca de la palabra MALDITO: palabra originaria del idioma latí­n «maledictus». 1. adjetivo. Perverso, de mala intención y dañadas costumbres. calificativo de condenado y castigado por la justicia divina. De mala calidad, ruin, miserable. Dí­cese de la persona o cosa que molesta o desagrada. ¡Maldita sea! Exclamación familiar de enojo. En sentido figurativo «que se aplica a la persona que enfada por su terquedad u otras malas cualidades.

A su vez, la palabra PERRO, según el DRAE: «Adjetivo figurativo y familiar «Muy malo, indigno» Una vez aclarado los términos paso al meollo del asunto: Vox populi «LA CONDUCTA DE LA JAURíA DE POLICíAS DE TRíNSITO DE LA MUNICIPALIDAD DE CIUDAD GUATEMALA llega ya a la desesperación de los conductores de vehí­culos de cualquier tipo; autobuses urbanos, extraurbanos, camiones de volteo, cisternas de combustible, areneros, tráileres, paneles de reparto y automóviles de toda clase, ante la prepotencia, abuso y malcriadeza de los policí­as de Tránsito de «Tu Muni».

Los conductores viven todos los dí­as la psicosis de temor y miedo, pues a cualquier/a de estos policí­as, a quien se le «ronque la gana», sin motivo sancionan faltas inexistentes extendiendo multas a granel. No importa sí­ en realidad o no, usted cometió una transgresión al Reglamento de Tránsito, usted de cualquier modo será responsable ante los ojos y sobre todo, «amplios y doctos conocimientos» de los agentes policiales (que apenas saben leer y escribir) encargados de regular el tránsito en ciudad Guatemala.

«Amos y verdugos de la ciudad» parecen jaurí­a cuando se trata de imponer multas y/o sanciones; los nuevos y ridí­culos «MAYINGLESES» no se percatarán jamás que no pueden despojarse de su ancestro indí­gena, aunque que se vistan de seda (ElPeriódico 3 de nov/2009, pág. 13), su incultura y nula educación les muestra ante la sociedad como simples peones al servicio del sistema egocéntrico de su jerarca.

Al igual que los mareros piden mordida (léase impuesto) a efecto de no imponer la multa respectiva; ante ello, cabe preguntarse: ¿En qué se diferencian los mareros de los PMT, sí­ hacen lo mismo? ¿Recibirá algo la Alcaldí­a de ese «impuesto» cobrado por sus agentes? ¿Quién de sus jefes ordenó el cobro de tal impuesto? NO PASA NI UN MINUTO SIN QUE USTED PIENSE QUE UN POLICíA MUNICIPAL DE TRíNSITO LE VA A MULTAR INJUSTAMENTE. ¿O NO?