Malditos números


Las estadí­sticas cuando se refieren a la muerte de personas son ingratas.  El otro dí­a leí­a, por ejemplo, que en la Segunda Guerra Mundial fallecieron cerca de 62 millones de personas entre militares y civiles.  La bomba atómica en Hiroshima mató a unos 120 mil japoneses (en segundos) y dejó «mal muertos» a otros 300 mil más.  Y, por último, el cómputo de muertos judí­os por Hitler asciende a 6 millones.  ¿Cómo la ve?  Las cosas se dicen fáciles, ¿no?

Eduardo Blandón

La muerte de un solo ser humano deberí­a hacernos temblar y modificar la aparente armoní­a del universo entero, pero parece que la cotidianidad de los asesinatos y la visita frecuente de la Parca han logrado desensibilizarnos y dejarnos como si nada.  No deberí­a ser así­, pero esta es la realidad.  Los datos en nuestro paí­s no son menos escandalosos que los señalados arriba.

En 2008, por ejemplo, la Oficina del Procurador de los Derechos Humanos declaró que ese año quedarí­a escrito en sangre como el más violento de la historia de Guatemala.  No exagera.  Hasta diciembre pasado se registraban 6 mil 338 homicidios y 33 mil 543 hechos criminales.  Estos asesinatos fueron causados con armas de fuego, blancas y artefactos explosivos, estrangulados y linchamientos.  ¿No se le paran los pelos?

Fí­jese cómo nos vamos superando.  El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su «Informe estadí­stico de la violencia en Guatemala», catalogó el 2006 como uno de los más violentos en los últimos siete años, con 5 mil 885 homicidios. Pero sin lugar a dudas, el año pasado (con esos 6 mil 338 homicidios) batimos récord en cuanto a guatemaltecos caí­dos. 

En cuanto a pilotos asesinados, las estadí­sticas también muestran su frialdad.  En 2005 se registraron 45 muertes de pilotos de transporte urbano.  En 2006 fueron alrededor de 55 y en 2007 la cifra ascendió a 90.  No contentos, en diciembre del año pasado se estimaba que el número de pilotos asesinados llegaba a 171, todos con revólver 38 y 9mm y con más de cinco tiros en el cuerpo (más o menos ese era el patrón).  Todo normal, ¿no?

Si de mujeres se trata, los números informan que para finales de 2008 un total de 480 mujeres fueron asesinadas.  Los departamentos de Guatemala, Escuintla, Quetzaltenango y San Marcos fueron los más vulnerables para las féminas.  Y por si lo anterior fuera poco, la «Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala» (CICIG), afirma que el 98 por ciento de los asesinatos en contra de la mujer queda impune.

Mejor dejarlo ahí­ para no seguir con las malditos números, pero le cuento que faltan los datos de la violencia intrafamiliar, las cifras escandalosas de las extorsiones, el repunte de secuestros, los enfrentamientos entre narcotraficantes, los robos en casa  y hasta las amenazas a los jueces.  Con todo, ¿puede usted imaginarse en qué ambiente están creciendo nuestros hijos?  Estamos jodidos, ¿verdad?