En la antesala del tercer año de desgracia con el PP, el Ejecutivo volvió a su berrinche de no querer acudir al Congreso de la República a presentar su informe. Montó, y muy mal, un evento populista en Escuintla, con gente “acarreada”, con muy poco ánimo de aplaudir, pese a los intentos de la Vicepresidenta de imitar al cantante Juan Gabriel. En esencia, al dar el informe no había nada, excepto promesas, al igual que durante la campaña electoral.
Y, luego, a regañadientes, se caminó al verdadero Teatro Nacional. El Ministerio Público, la CICIG y periodistas investigarán el cuento del “polvo blanco”, hasta que se determine quién estuvo detrás de la agresión a Roxana Baldetti. Muchas personas sospechan de un auto-atentado en las filas partidarias, porque lo único evidente fue el intento de aprovechar este condenable hecho de manera mediática, presentando a la Vicepresidenta como “víctima”. Al rechazar cualquier tipo de violencia con motivaciones políticas, considero exagerada una condena de 15 años de prisión para las atacantes. Tampoco creo que cuatro semanas de vacaciones sean la receta adecuada para Baldetti. Destaco, para concluir, dos aspectos de la agresión: demostró la incapacidad absoluta del Estado para ofrecer seguridad en el país; y el ataque fue dirigido no a Otto Pérez sino que a su vicepresidenta, en señal clara de quién desgobierna más la nación.
Esta fue la fase del teatro. Otros hechos han sido más dramáticos y lamentables. Dentro de la ola de violencia con motivaciones políticas que sacude al país desde 2012, el día 16 apareció el cuerpo sin vida de Juan Tuyuc, excombatiente de la URNG, líder social y político (MNR) y hermano de Rosalina Tuyuc, figura histórica de las luchas de las viudas de Guatemala. Atropellado por un vehículo, al estilo de la mafia, se investiga cuál fue la causa real de su muerte. Más claro ha quedado el asesinato de Marlon Vásquez, en Concepción Chiquirichapa, Quetzaltenango, el día 6, un joven sindicalista del SINCSG y estudiante de bachillerato (19 años). Ante estos hechos de violencia –63 sindicalistas asesinados y muchos activistas más desde 2007–, La Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG) promueve la formación de la Coalición contra la Violencia Política (CCVP), a la cual ha invitado a organizaciones políticas –URNG, Winaq, MNR– y sociales –FNL, UNSITRAGUA-histórica, Frente Popular, Xincas, CPO y muchas más– que han sufrido y sufren agresiones, amenazas y represión. (Los interesados pueden dirigirse a: rmolina20@hotmail.com).
Desde la Diáspora, la RPDG también emitió un comunicado, el 15 de enero, que señala “El fracaso de la política del gobierno de Otto Pérez sobre las y los migrantes” y afirma que él “se ha sumado a la no corta lista de nuestros presidentes, desde Berger hasta la fecha, que hablan mucho y no hacen nada. El Gobierno ha sido extremadamente dócil frente a los Estados Unidos, lo que lo llevó a no presionar ni por el TPS ni a disminuir las deportaciones desde Estados Unidos. Se creyó el cuento de que había que esperar a la reforma migratoria… También se creyó el cuento de que disminuirían las deportaciones de connacionales… El número de deportados en 2013, en el caso de Guatemala fue, sin duda, el más grave hasta la fecha, con 50,221 personas enviadas de vuelta, muchas de ellas en forma violenta e injusta”.
El Gobierno aduce que los migrantes son su prioridad en política exterior. Así debiese ser; pero Pérez se ha concentrado sólo en el tema de las drogas. Ignora así que las remesas representaron un ingreso de divisas por un monto de 5,105 millones de dólares, prácticamente equivalente a la mitad de las divisas producidas por todas las exportaciones del país. Nuestro principal “producto de exportación” resulta ser ahora la persona migrante: hombres, mujeres y niños. Mientras tanto, el gobierno Patriota seguirá buscando la brújula.